13 septiembre 2022
En realidad hubo dos días de la despedida.
El gran día de la despedida en el que la nave estaba lista para partir. Un grupo de astronautas entró saludando a los cuatro puntos cardinales. Las cámaras captaban cada inapreciable detalle para que en cualquier casa conectada a la retransmisión pudiesen sentir la emoción del momento.
El capitán llevaba una flor prendida sobre la armadura y todos sonreían como si fuese el día más feliz de sus vidas. La gente congregada en la base de lanzamiento no podía dejar de llorar. Muchos morirían quemados bajo los motores, con aquella nave partían sus sueños y la agencia les permitiría consumirse con el fuego del despegue.
Los cosmonautas volvieron a saludar a las televisiones sabedores de que el mundo no dejaba de mirar.
Así era en la cúspide del cohete pero solo había que bajar la mirada para ver otro grupo de astronautas más racializados, caminando solemnes hacia otra entrada, vigilados por cámaras más afines. Hasta diez compuertas distintas se habrían para ejemplificar el carácter unificador de la misión. Un amalgama de razas cada una por su puerta, cada una con su público.
Cada uno lucía con orgullo su banderita de hombre, mujer, binario, no binario… Todos habían sido entrenados para ser las caras más bonitas de su audiencia, compartiendo propósito pero sin mezclarse.
Dentro, otros más feos, ya lo tenían todo listo para el gran viaje .
Era el día de la despedida: El gran día de la despedida. Todos aquellos pasajeros no volverían a pisar jamás la tierra. Por eso un mes antes hubo otro día de la despedida, la pequeña despedida.
En petit comité los astronautas se reunieron, sin trajes, sin protocolo, con familiares y amigos. Hubo abrazos y llantos antes de entrar en la base. Abandonaban su vida en la tierra por un viaje a millones de años luz, un viaje sin final que solo sus futuras generaciones verían concluir.
Cuando la ciudad nave abandonase la órbita terrestre el metal sería su mundo y las estrellas su promesa infinita.
laRataGris
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26 julio 2022
¿Cuanto llevo aquí? – buscó en su recuerdo más lejano: llegando en un coche compartido, lleno de nada para que la despedida fuese más ligera.
Atrás quedaba la niñez, el pueblo- ¡Hola gran ciudad! – se repite como el primer día que llegó, solo que esta vez suena algo más triste y desesperada.
Se había pedido como lo cateta de una película a la que, hasta ese instante, le habían prohibido la modernidad. No era verdad, de pequeña había sido todo lo futura que quiso pero los bloques, cercanos al cielo, le quitaron el aliento con sus luces recortadas contra la noche.
Buscó el mensaje que le envió a su madre: Ya estoy aquí. Hacía cinco años y la ciudad ya la había vomitado varias veces.
Por un segundo dudo si llorar por la derrota o fingir que seguía luchando.
-Hola mama – puede que una llamada fuese suficiente, puede que la gente esté cansada de ser mangoneada pero no sepa como explotar. – Estoy cansada.
LaRataGris
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29 marzo 2022
Los tambores retumban como truenos anunciando la lluvia- Llega la reina Maggot- Gritan sus voceros- Abrid paso, purría.
Siempre precedida de sus esclavos. La comitiva, de un blanco absoluto, recortada sobre el espeso sucio de la ciudad, ilumina con su contraste las calles por las que pasa arrastrandose como una larva ciega.
Maggot es un punto negro entre sabanas de seda que ocho fuertes eunucos llevan a peso.
Nadie la ha elegido pero respetan su poder. Tiene una locura que la hace peligrosa y todos se adaptan a sus caprichos .
Sin tiempo para adaptarse, como si el sequito lo estuviese buscando; Erre ve que se detienen frente a él y, los eunucos, bajan el palanquín y forman entre siete una escalera humana mientras el octavo ayuda para que su ama baje.
Una gasa cubre sus ojos albinos.
-No mereces que te vea- le dice la reina ciega.- Dime entonces ¿por qué estoy aquí?
-No se- responde Erre- No te he llamado, no te conozco.
-¿Has venido a recuperar tu trono?
-Nunca ostente título alguno que me de derecho a reclamarlo. En mi apogeo y en mi caída siempre fui un hombre sin ataduras. No he Cambiado tanto como para necesitar el veneno de tus lujos.
A una palmada de Maggot la regresan a sus sabanas.
-Mucha gente te hubiese seguido- le dice enseñando sus labios rojos entre el blanco-te agradezco que respetes el status Quo.
-No hay respeto, es supervivencia. yo desee destruir, no mantener.
-Matadlo-le susurra a uno de sus eunucos-, pero que no nos relacionen. De todas formas- grita esta vez para Erre- es mejor que te quedes al margen.
y se retira con siete eunucos transportándola y los tambores bramando
LaRataGris
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14 diciembre 2018

Y todo el dinero a la factura, nada para …
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18 septiembre 2017
Jamás se duerme en la ciudad de los sueños. Sus habitantes se quedan despiertos, maravillados por las luces cálidas y lejanas. Hablan entre ellos, como muertos en un cementerio el día de difuntos -Son tan hermosos los fuegos artificiales, es tan bonito el mundo.- y puede que quieren que sea así. Abrir los ojos y volver a cerrarlos anegados de maravillas.
Pero los verdaderos soñadores, los que no viven en ese paraíso, duermen y se despiertan en esta porquería de realidad, sin que luminosos impulsos eléctricos supongan un consuelo. Ellos, indefinidos, pequeños, si que empujan para que todo mute. Hacen cosas que jamas te creerías. Les guía el no habitar la ciudad de los sueños prefabricados, donde todo esta preparado para dormir despierto, lejos del infinito que te venden. No hagas nada por ti y no tendrás problemas. No están vivos pero tampoco muertos. Sal a la realidad y sueña, pero que solo sea una forma de caminar.
LaRataGris

y no se si sueños o locuras en:
Payhip o Comic Square
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3 enero 2017
La ciudad era un lago de luz en el que ahogarnos cada noche. Habíamos seguido su rastro replasdenciente como pequeñas y crujientes moscas hipnotizadas por sus haces luminosos.
Siempre había alguien que te prevenía para que no te alejases- Siga la senda marcada, no se pierda.
Toda urbe era construida pensando los caminos. Los altos edificios proyectaban sombras por los rincones potencialmente peligrosos. Condenaban los callejones a la oscuridad más absoluta para que solo su senda fuese visible.
Aunque, si buscabas, siempre podías encontrar esas calles sin salida, donde se amontona a los desheredados, pero ¿quién querría buscar?.
Yo siempre era de los privilegiados. Siguiendo el rastro de las miguitas de pan, era imposible que me perdiese. Yo llegaría al lago de luz y tendría el privilegio de morir asfixiado en el. Yo era uno más, enamorado de lo cotidiano, fingiendo ser el rey de mi vertedero. Por eso no vi venir la caída, nunca se ve cuando te ciega el brillo, artificial, de la nada.
LaRataGris
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21 septiembre 2015
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1 septiembre 2015
Habito las tierras yermas del extrarradio, dos veces excluidas por ser limítrofes a la gran ciudad que la ignora y periféricas a la vida de su propio núcleo. Pertenezco a una tribu mixta, mitad nómada mitad sedentaria: que cada día recorre kilómetros y kilómetros por la caza de unas pocas monedas y cada noche regresa a la vergonzosa ciudad dormitorio en la que se esconden los sueños.
Colecho en la cama vacía que siempre está ocupada. Dormito sobre el recuerdo de con quien no puedo coincidir más que en un: Buenas noches, buenos días; antes de desaparecer en el frío del trabajo o en la ausencia de las sabanas.
Soy habitante de la nada, ni de aquí, ni de allá. Apátrida de coraza blindado y de cuerpo en venta. Uno de los que ganan sudor con el esfuerzo de su pobreza.
LaRataGris
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21 mayo 2015
10 comentarios |
0. Portada, 1. dibujos, 3. Cómics | Etiquetado: abismo, albiol, alfombra, anarkía, autóctono, badalona, barrer, barrio, bueno, cómic, ciudad, conflictivo, corazón, diablo, dibujo, Dibujos, esconder, inmigración, internacional, LaRataGris, malo, mentira, miedo, odiados, pobreza, políticos, vivir, votar, xenovoto |
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5 mayo 2014
El soñador no pertenecía a ese patrón de triunfadores que han cultivado y acumulado un enorme éxito, traducido en el dinero y la fama que mandan los arquetipos actuales. No había ser vivo bajo su yugo, tampoco ninguno que le hiciese sombra. Se limitaba a hablar de sus sueños, a escuchar las esperanzas ajenas y acercarse a otros soñadores que le permitían continuar soñando. De todos lo que encontró quedaban excluidos los amos, que por su condición no sabían formular utopías.
Sus palabras, sencillas y directas, eran de una agradable musicalidad- ojala todo lo que dices fuese el mundo- eran pocos los que le escuchaban pero menos los que después de oírle no volvía para hablar, discutir y llegar a un entendimiento conjunto o alejado. Por eso, por su valor como orador, quien le conocía le pidió que se presentase a las elecciones. Le arroparían con todos sus votos y conseguirían que fuese presidente, o diputado, algo representativo del sistema que tenían que desmantelar para que todo fuese un poquito mejor, con su ayuda lo conseguirían.- No puedo, – contestó- yo contra el resto de políticos. No cambiaría nada. Vosotros, nosotros, si tenemos la fuerza necesaria.
Decepcionados se miraron- ¿entonces qué?- murmuraban- más de lo mismo.- cada uno no era otra cosa que eso, solo uno, una sola persona…insuficiente. Se abrazaron desencantados, intentando animarse y, entonces, notaron que las palabras, cada argumento, tenía voces diferentes detrás. Eran dos, tres, cuatro y muchísimos más, una legión de soñadores que allí empezarían su revolución. No votaron a nadie, estaban ocupados construyendo una ciudad alrededor del soñador, extendiéndose como una honda en el agua sin que, por ello, perdiese fuerza al alejarse. Por que en el centro no había un jefe, era uno más peleando con la misma intensidad con la que peleaban en el extrarradio los distintos soñadores.
LaRataGris
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