Cielos de esclavitud

22 noviembre 2022

Habían creado una máquina que pintaba el cielo azul celeste. No importaba la hora del día ni la lluvia.

La llamaron Azul Eterno.

Al principio la gente cantaba, bailaba contenta con sus días sin final. Ciudades de risas y alegrías se extendían hasta donde alcanzaba la vista. Incluso los góticos parecían haberse adaptado a esta nueva situación cogiendo algo más de color.

-Tendremos que alargar las horas de trabajo- Dijeron cuando hasta el más reticente se había acostumbrado a días de veinticuatro horas.

Mantener todo aquello no era barato: los comercios tendrían que abrir más horas, las fábricas trabajar a destajo y, los robots humanos, sonreír complacientes para que aquel milagro durase lo máximo posible.

ya nadie sabía si dormía de noche o de día, si vivía o fingía vivir.

Se organizaron turnos para que la ciudad estuviese siempre despierta. Se separaron familias para que todo estuviese cubierto y el cielo, siempre azul, como recuerdo de una paraíso que nadie podía disfrutar.

laRataGris.


Prisionera

6 junio 2017

Se acercó en silencio vestida de negro para que la oscuridad ocultase sus pasos. A no más de un metro, escondida tras un muro de árboles, se sintió lo suficientemente cerca como para escuchar la conversación.

Eran dos hombres maduros, de comentarios viejos y peores costumbres. Estaban hablando de ella, desnudandola sobre un lecho de palabras babosas. El mayor, su dueño, mientras la luna brillaba sobre sus dientes de lobo, la ofreció como regalo de una noche.

-Acercate, niña,- asustada dio un respingo. Hasta hacia unos segundos se había creído invisible- siéntate

Atrapada arrastro sus pies descalzos hasta el centro del claro, bajando la mirada hasta donde no pudiesen enfadarse con su atrevimiento.

-Carlos tenía razón, tienes un cuerpo muy bonito bajo esa piel negra. Hubieses sido una buena esposa blanca. Pero Dios te ha hecho esclava ¿verdad?

-La mía -masculló casi para no ser escuchada- La mía,-volvió a repetirse- es una esclavitud evidente, pero no es la única.

-¿Qué has dicho, escoria?- La acercó hasta él, agarrándole del cuello. Casi no podía respirar pero estaba lo suficientemente cerca como para intentar liberarse con su propia muerte o la de él.

– Hay gente- se araño las palabras en las paredes de la traquea- personas que creen que escapar es alejarse lo suficiente, yo prefiero tenerte cerca.

Acompañó la frase de un fino punzón a la yugular mientras que un disparo sonaba a su espalda. Carlos se acercó hasta ella para asegurase de no haber fallado el tiro. Ella aprovecho para recuperar el pincho y atravesar el corazón del esclavista.

-Sabes,-le dijo- unicamente me arrepentía de irme sin tenerte cerca para llevarte conmigo. Aproximarte ha sido lo único bueno que has hecho por mi, gracias.

LaRataGris

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