Memorias de un pez cualquiera

15 diciembre 2020

La memoria de un pez octogenario se limita a los últimos segundos de vida.

-¿De qué estamos hablando?

Nada por instinto y responde preguntas como una flecha, sin apuntar.

No sabe más por viejo, no importa en la inmensidad del océano.

Tiene una revelación; el sentido de la vida se abre ante el como un libro mágico. Comprende cada uno de los engranajes que hacen girar el multiverso, descubre la fórmula que lo hará inmortal, la felicidad infinita.

Por un instante su rostro se ilumina y, un segundo después, de nuevo nada.

se pregunta «¿de qué estamos hablando?.»

La memoria son los pocos segundos que atesora y luego desaparecen arrastrados por la Corriente.

LaRataGris


Estructuras: si estas aquí

8 julio 2019

Si estás aquí, -dijo la sabiduría- si estas aquí y es viernes, da igual de que semana; si estas aquí cualquier año, si estas aquí como una serie que se repite.

Si estas aquí: si estas con sol, lluvia o nieve. Si estas aquí y es viernes, ¿Qué importa la semana, el año?

Con tu uniforme y la sonrisa perpetua, igual que una serie repetida. Jugaras conmigo, me llevaras a las correas y la sonrisa perpetua, igual que una serie repetida. Jugaras conmigo, me llevaras a las correas, me aplicaras corrientes. Como una serie que se repite, si estas aquí, se repite, con tu uniforme y la sonrisa, aplicaras corrientes. Como una serie que se repite, si estas aquí, se repite, con tu uniforme y la sonrisa perpetua- dijo pequeño sabio – si estas aquí y es viernes. Juegos, da igual, correas. Si estas aquí, persiguiendo- pequeño sabio- si estas aquí y es viernes. Juegos, da igual, correas si estas aquí, persiguiendo estructuras, desmontando castillos donde quiero vivir.

LaRataGris


Así habló…

9 enero 2013

Habló el erudito y sus palabras fueron ornamentos de delicada belleza. Pronunció su discurso y lo transcribieron, corrió como pólvora, se hizo eco en bocas simias que articulaban como podían las, para ellos, hermosas extrañezas del diccionario.

-Estoy aprendiendo- se sonreían orgullosos mientras gorjeaban todas las palabras que estaban memorizando. Nadie se había molestado en traducirse el texto al lenguaje monosilábico que dominaban, no habían entendido nada pero pronunciar era más que suficiente para aquel club de impresionables.

Habló el erudito para que callasen los vientos, para que el que el que el cielo fuese azul y el agua del mar salada. Habló el sabio reconocido y no sentí nada ni cuando sabía lo que decía, ni cuando lo supe yo. Jamas estuve a su nivel, preferí escuchar una realidad que viaja triste a mi lado, que agoniza y canta en el mismo idioma que los ojos que no se apartan a otras arquitecturas más elegantes. De palabras sencillas y complejas, acorde al observador y no a los libros de referencia o las estructuras aprendidas, inculcadas.

LaRataGris