Nuevos ladrones

26 mayo 2023

Quebrar


Diez años de soledad

23 mayo 2023

Perdóname por no recordar la fecha exacta, no soy uno de esos que tienen cada detalle archivado en su cerebro.

Si fuera así te diría que ese día llevabas un pantalón ligeramente acampanado y una blusa blanca con chorreras negras a la altura del pecho. Sabría si llegaste corriendo o si respiraste mil doscientas veces antes de perder el conocimiento.

Pero no soy una de esas personas de memoria fotográfica o que, en cuanto llega a casa, apunta en un diario, que jamás volverá a leer, que ha tenido una pelea y ha escapado por los pelos.

Supongo que en esta ocasión hubiera estado bien tener un registro pormenorizado de lo que me querían robar: Chaqueta tejana con un parche de eskorbuto en la espalda, zapatillas anchas, blancas con una franja azul en el lateral, las niu olimpus, tres monedas de escaso valor y un billete de no mucho más.

Por desgracia no existe tal registro; tendrás que conformate con mi memoria que es escasa y tendente a la fantasía.

Empezó hace diez años, once incluso, puede que solo cinco. Aquella mañana todo parecía normal hasta que hable con Ricardo.

Como si nunca hubiese aprendido a hablar balbuceó cuatro gruñidos que, en teoría, yo debía descifrar. Tras media hora de: repítemelo, no te entiendo, ¿Cómo? conseguí no enfadarme mucho, estaba molesto por una broma que ya duraba demasiado.

No fue el único. Desde ese instante vi que cualquiera con el que me cruzaba balbuceaba, como si se hubiesen puesto de acuerdo para volverme loco.

Durante trece días me hicieron pensar que era mi cerebro el que se había desconfigurado. El doctor no me entendía, yo estaba fuera de ese mundo cambiante. La realidad se había transformado para dejarme perdido en el pasado, sin registros fiables de porque me había peleado, de que es lo que me habían intentado robar o porque la gente se comporta de esta manera. Qué más da la ropa que llevases o si el pelo parecía cantar con el viento ¿ha cambiado el mundo? ¿son los leñadores? ¿o es que han pasado diez años de soledad?

LaRataGris


Arte caníbal

2 julio 2019

Había construido su mundo con retazos de otros mundos, un collage de robos y pintura. Allí se escondía de los otros planetas, se hacia fuerte, ante la inminente colisión.

No era el rey de su mundo, eso iría en contra de todo lo que creía, no podía ordenar ni disponer. Él caminaba como uno más y, si le protegían, era porque entre ellos eran una piña .

Amaban sus ojos, querían devorarle el corazón para poder llevarlo dentro.

Le dieron unos días de margen, unas horas de ventaja, unos minutos de reflexión. En un segundo decidió quedarse en su mundo, atento al canibalismo, a las colisiones, a la vida que había escogido.

LaRataGris

 

No te olvides levantarte