Se acabó lo que se daba. La que quiera hacer balance de daños es libre de hacerlo. Yo enterrare el anterior, aunque siga vivo, y prepararé el funeral para el siguiente, aunque ya esté muerto.
Te deseo un mejor año de lo que te mereces, a ver si así nos volvemos mejores personas y podemos pasar página.
Jenni miró los carteles emocionada, por fin empezaba la gira de presentación de su, viejo, nuevo álbum. Tras un año de reclusión; lápiz, tinta china, planchas de color y una tipografía sencilla pero efectiva: Tontín en el Tibet estaba listo para deslumbrar.
Diversas librerías la habían invitado a dar charlas, firmar ejemplares y hacerse fotos con los fans de Ergue.
Tras el fracaso de sus proyectos más personales había decidido ser autora tributo. Disfrazada con corbata y camisa, el pelo ondulado hacia la derecha, fumando la misma pipa que él, mientras dibujaba de forma clara y sencilla. Repetía una y otra vez los mismos álbumes, apenas cambiando algún nombre que, impidiese a los representantes legales de la obra del muerto, no se enfadasen. Solo Totín continuaba manteniendo su icónico nombre y su polo azul cielo y su perrito faldero y su amigo refunfuñón… algo que permitiese a los Tontinólogos ser felices en las interminables horas de firmas y llenase la nevera de la autora.
Si eres habitual por aquí ya sabrás que a mi por Sant Jordi, o en cualquier ocasión, me gusta regalarles un fanzine a mis cachorros, algo que no se puede comprar. Este año, con el tema del confinamiento, esperando a mi librero, la ocasión era ideal. Por eso me puse manos a la obra.
En esta ocasión e utilizado un formato más reducido, algo similar a las tiras cómicas de prensa.
Es curioso como esa elección me ha condicionado en algunas decisiones, puedo decir que he aprendido algo por el camino. En fin no me enrollo, si te lo quieres leer puedes hacerlo clickando en:
Había construido su mundo con retazos de otros mundos, un collage de robos y pintura. Allí se escondía de los otros planetas, se hacia fuerte, ante la inminente colisión.
No era el rey de su mundo, eso iría en contra de todo lo que creía, no podía ordenar ni disponer. Él caminaba como uno más y, si le protegían, era porque entre ellos eran una piña .
Amaban sus ojos, querían devorarle el corazón para poder llevarlo dentro.
Le dieron unos días de margen, unas horas de ventaja, unos minutos de reflexión. En un segundo decidió quedarse en su mundo, atento al canibalismo, a las colisiones, a la vida que había escogido.
– Jugamos a ese que uno se llama Plátano y otro Lagartija Nick, hay unos malos que esconden un tesoro y lo tienen que encontrar los buenos- Este es el título de su juego favorito, lo dice de carrerilla, sin apenas parar a respirar entre palabra y palabra.
Dos de sus muñecos, un cilindro con ojos y un dragón antropomorfo, se enfrentan al interior de unos rollos de papel de Water a los que les hemos pintado cara de muy malvados, pero simpáticos. se adentran en el bosque, exploran cuevas que fabricamos con una manta de césped y viajan a la luna o marte en cohetes hechos con el mismo material con el que fabricamos a los enemigos.
En sus palabras-Esto está muy bien por que nos preparamos muy bien la historia y luego hacemos como si no supiésemos lo que va a pasar.
Lo malo es que acumulas muchos esqueletos del papel de water, lo bueno es que es infinito siempre que te quieras tirar al suelo a jugar. Otra opción es decirles que sólo juegan con maquinitas
Si esta noche me pierdo, si el laberinto es demasiado oscuro y frio, lleno de callejones sin salida, calla ruido, que los vigilantes no crean escuchar pasos.
Escribir, dibujar, es buscar caminos nuevos donde antes sólo había un muro. Difícilmente invocaremos una salida mágica, nuestro destino es vivir paseando una y otra vez por calles ya vividas, por eso el arte ha de ser un trazador de nuevas vías que intentan incidir lo máximo posible en la realidad.
Nuestra ineptitud, nuestra inexperiencia, nuestra gorda soberbia nos vacuna contra la inteligencia, nos inmuniza para que no protestemos, ese es nuestro camino guía. Es muy difícil que una sola persona alcance el Nirvana intelectual. Necesitamos tejer redes de personas que inviten al pensamiento crítico y seguir avanzando en la construcción de nuestro laberinto.
En el intento de amordazarnos se evidencia lo estrecho que son sus caminos, la dirección única y sin ramificaciones que quieren imponernos. A los laterales de su linea recta existen prisiones para todos los constructores que sean minimamente transversales al sistema. Es allí donde viviremos una gran mayoría, sabiendo que es legal la ilegalidad, que las hojas son laberintos de libertad sobre las que perdernos, aunque les duela la verdad a los mentirosos.