Esperando el futuro

31 diciembre 2021

Todo quiebra en algún momento, lo importante es levantarse.


Disculpe por los incendios

23 noviembre 2021

Pide perdón. Muéstrate arrepentido, no hace falta que te arrepientas.

Es que tú eres así, tampoco fue para tanto, un pequeño incendio. Lo que pasa es que a la gente le gusta incendiarlo todo y ¿a quien no? Siempre con sus opiniones de bomberos profesionales.

-Lo siento

Baja la mirada, promete que jamas, aunque el frio te congele, nunca volverás a incendiar nada. Sonríe que parezca que eres bueno, un error.

Y, la próxima vez con más cuidado, que no te pillen.

Hay quien cree que dos disculpas ya son más de lo que pueden creer y, la siguiente, sería la tercera. Aprende a disimular cuando lo arrases todo.

LaRataGris


Todo campo

21 septiembre 2021

-Cuando yo era pequeño todo esto era campo- dijo el anciano señalando el infinito de la ciudad.

La frase se perdía con él, el último en ver la naturaleza salvaje. Ahora todo estaba ordenado y los recuerdos necesitaban el préstamo de los que vivieron en los viejos tiempos.

-Cuando era pequeño- se adaptarían las palabras al futuro-, siendo yo pequeño había un señor que decía: hasta donde alcanza la vista, todo era campo.

-Cuando yo nací,- si en algún momento todo cae, diré- hasta donde alcanzaba la vista se extendía una bulliciosa ciudad llena de vida gris.

Los escombros describirán en braille la opulencia de otros lujos, regresaran las plantas para reclamar su espacio, nos apagaremos poco a poco.

-Cuando yo paseaba sobre la piel de la tierra nadie recordaba. Importaban los macro intereses económicos. Un muerto de hambre o millones de ellos, insignificantes moscas ante la vida de un hombre rico.

-Cuando yo nací ya existían las frases hechas, hasta donde alcanzaba la vista el mundo había cambiado sin que nadie hiciese nada más que constatarlo.

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Cosecha

8 junio 2020

La cosecha de ojos no había sido demasiado buena aquella primavera. Habían florecido demasiado temprano y las cuencas oculares quedaron expuestas a una climatología inadecuada. Seguramente se marchitarían antes de salir del almacén.

Joan ajusto la temperatura para compensar la externa y así adaptarla a los brotes tardíos, con suerte podría salvar la temporada con aquellos rezagados.

Una llamada del Sant Mary’s parpadeaba constante en el videófono. Ya les había retrasado tres veces el pedido con la consecuente cancelación de operaciones que provocaba, dinero.

Mucha gente bonita no podría lucir el color de moda aquel verano, se tendrían que conformar con una actualización ya pasada de moda, con conseguir una nariz adecuada o intentar agenciarse unos ojos del mercado negro, esperando que no se les cayera el color a mitad de temporada…

El universo quería colapsarse y no sabía cómo.

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La habitación pequeña

21 mayo 2019

Ismael vivía en una habitación pequeña, llena de cómics, películas y libros. con todos sus tesoros construía castillos en los que esconderse.

En su mundo siempre sonaba algo de música, se podía tumbar mirando el cielo del techo, rodeado por sus amigos imaginarios.

Mas allá de la puerta, el resto de piso, era un lugar frio en el que convivir. Zonas comunes en las que tenías que desordenarlo todo de un forma exacta, para que nadie tropezase con nada.

El día en que cumplió cuarenta años, como si la vida se transformase, llegaron un montón de desconocidos a despedirse, cada uno con un regalo absurdo, algo que ya no cabía en su madriguera.

Tendría que desprenderse de algunos de sus tesoros para hacerle un sitio a un pisapapeles horrible, tarjetas y camisetas en las que se leía “demasiado viejo para la vida.”

Buscó algún rincón en desuso, quiso colonizar espacios comunes y al final tomo la decisión más acertada. Se deshizo de todo lo que le habían regalado, agradeciendo que fueran cosas tan inútiles que no le supusiera ningún problema el no quererlas.

-Ojala siempre me regaléis estas mierdas- les dijo antes de que la última persona, que llevaba veinte años sin ver, saliera para siempre de su vida.

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Ciegos

28 agosto 2014

ciegos


La mariposa asesina

24 marzo 2014

Raquel no había sido demasiado afortunada, la genética había sido tremendamente estricta. Había elegido para ella las cualidades más visibles de su padre y, por supuesto, no era ni demasiado guapo, tampoco alto y, encima, era un hombre, exactamente igual que ella. La gran diferencia, la suerte de Raquel, era el poder ser un poco más inteligente.
– Antonio- desde que era pequeña le perseguía el nombre, lo acompañaban de costumbres; tenía que jugar con coches, pensar en chicas y, si no, era maricón. – Fuera esa falda.- Papa; el hombre pequeño y feo, sabía como quitarle tantas tonterías. Era tan explicito que el cuerpo tardaba días en recuperarse, se le llenaba de dibujos morados en los que se leía eres un hombre, compórtate como tal. Raquel sabía que eran las palizas lo que no le dejaba crecer. En secreto se juro que jamas sería, ni tan siquiera, uno de los hombres altos, aunque alguna vez le dejasen crecer ella había nacido mujer y mujer moriría, no le importaba si eso le hacía caer bajo los golpes de papa.
Mama era muy diferente. Una mujer esbelta, muy bonita, jamas le pego pero tampoco hacía nada por evitarle las palizas. Se limitaba a esconderse en algún rincón. Raquel siempre sospecho que su llegada le había venido bien para esquivar los guantazos, las patadas, los malos tratos… Esa pasividad es una de las cosas que nunca le perdono. De nada le servia que viniese a besar sus heridas si primero no había sido su escudo. Tampoco no quería ser como ella, tenía que ser alguien real, su propia heroína.
Trazó un plan sencillo. Lo más complicado era volver a fingir que era de nuevo Antonio. Cada noche su corazón de mujer, amordazado cuando era más visible, gritaba por tener que vestirse de carnaval, escupir e ir cada día con una chica nueva, la última siempre un poco más golfa que la anterior y más barata. Papa, parecía decir, soy un machote como querías, ya puedes mirar a otra esquina. Y su padre miraba y veía a su mujer, tan insignificante como el creía, tan imbécil que necesitaba reeducarla como a su niño. Raquel veía como concentraba toda su furia contra ella, se preguntaba si también quería que se transformase en un hombre. Nunca supo por que su padre se comportaba así, ni por que su madre le suplicaba que volviese a ser mujer para que el desviase los golpes, no le importaba, como Antonio tenía la libertad de moverse. Salía de casa sin trabas, podía conseguir todos los ingredientes secretos para su pequeño proyecto; arsénico, veneno para ratas, salfuman, lejía y siete pizcas de sal.
Preparo la sopa más jugosa e indigesta que se le ocurrió, vertió todos los frascos que llevasen alguna calavera y cuando lo vio con un color adecuado no lo probo por si le quedaba sosa. Los platos rebosaron al meter la primera cucharada pero, tras esa, nadie volvió para probarla, Raquel había firmado su libertad.
-Siempre tengo que explicar esta historia- dice Raquel- porque es lo que la gente espera oír. Se imaginan todo esto un poco sórdido. Lleno de traumas. No les resulta fácil de entender que yo soy una mujer desde que nací, que tuve una infancia feliz. Te preguntan deseosos de ver mariposas asesinas y ya me he negado la satisfacción de la verdad. La realidad es lo que ellos quieran creer y mi vida es otra cosa.

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Todas las costumbres

12 junio 2013

Un día Moritz se despertó un poco más tarde, aunque no lo parecía. La habitación continuaba a oscuras, entre las rendijas de la persiana no se filtraba ni el más tenue rayo de luna, como si fuera se hubiese apagado completamente el mundo. Un ligero vaivén acunaba la estancia, igual que les pasa a las cajas que cuelgan de las grúas del puerto antes de llegar a su barco. Desorientado y con el dolor de cabeza de haber tomado algo que no recordaba se acercó a la ventana para ver como tras los cristales solo había una pared de madera envolviendo a la de ladrillos.

De repente un golpe seco, plock, y dejo de moverse. Luego más ruido y en apenas unos segundos retiraron los maderos, volviendo a dejar la habitación conectada a una casa pequeña y desordenada. En ese mismo instante sonó el timbre de la puerta como si alguien hubiese estado toda su vida esperando aquel momento, Perfectamente sincronizado. Dos hombres de la compañía le tendieron la mano, una carta y una sonrisa de compromiso.- Señor Moritz,- ni tan si quiera le permitieron contestar- la empresa ha decidido su nuevo puesto de trabajo. Tiene postales en la habitación azul para despedirse de sus antiguos amigos y familiares. Si no le interesa su actual ubicación puede comprar un ticket de regreso y nosotros mismos rellenaremos el hueco de su inestimable presencia. La compañía le quiere a usted pero con el dinero adecuado puede pagar su libertad- e inmediatamente desaparecieron como por arte de magia.

Moritz cerró la puerta y miró por la ventana que hace un momento solo mostraba nada.- la misma nada,- pensó- una zona industrial de cualquier parte del mundo, con gente a la que no me apetece conocer. Entrega urgente- Se dijo con tristeza- solo soy mercancía a la que cambiarle todas sus costumbres.

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Nuevo «oren»

22 noviembre 2011

Nuevo orden, seguimos a la deriva de los mercados, la culpa… la abstención. Para los perdedores es más fácil asumir algo así antes de tener que admitir que cada vez son menos los que creen las mentiras que cuentan. Ahora sustituiremos caras y acentos para que todo siga exactamente igual. La derecha no es cambio ni alternativa. Sus ideas, las del capitalismo salvaje, ya habían sido adoptadas por la falsa izquierda. La diferencia estriba en que los unos tenían que intentar justificarse ante sus electores y los otros tienen carta blanca para hacer sin tener que dar explicaciones.

Ahora se lamentan quienes no escogieron el mal menor, se ven atrapados entre siglas poco agradecidas y lloran el castigo. Yo no me arrepiento de no haber votado, hace demasiado que creo en la abstención activa, en tener toda una vida para reflexionar y no sólo un día en el que únicamente parece pensar el que tiene las neuronas atrofiadas por el desuso y claro, pasa lo que pasa. Si hubiese participado en su farsa me sentiría como todos aquellos del voto in-útil, estafado.

La verdadera izquierda ha de ser capaz de transformar su entorno y expandirlo hacía el mundo, no deja que culos ajenos piensen por ella. Necesita construir y embellecer todo lo que toca, dejar de aparentar para poder ser.

La abstención, el voto nulo, en blanco son alternativas políticas que no les interesa reconocer. Se sienten mejor, aparentan de una forma más convincente si nos creen engañados. Por eso hay que decirlo bien alto:

YO NO VOTO POR QUE NO CREO EN UNA DEMOCRACIA QUE HA CONSEGUIDO QUE LAS PALABRAS NO SIGNIFIQUEN NADA, QUE CUALQUIER ACTO CONTRA EL RÉGIMEN SUENE A TERRORISMO.

Todos los que se presentaban hablan de libertad mientras nos aprietan las invisibles cadenas. Si no participas estas jodido, si lo haces también.

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