Castillo de soledad

1 febrero 2022

Nadie más conocía aquel rincón de silencio y tranquilidad, era su lugar y necesitaba que lo siguiera siendo por siempre jamas. Por eso construyó una puerta cerrada, tiró la llave, y un muro inexpugnable.

Se quedó del lado de fuera, apoyado contra la madera. Advirtiendo a cualquiera que quisiese entrar que ese era su reino, único y exclusivo para él. Lo defendería con su vida si fuese necesario.

-Nadie- le dijo al viento-, absolutamente nadie pisara sus cálidas calles, ni respirara sus flores.

¿Cómo iban a pisar lo que desconocían? Pero es que ni su guardián podría; veinticuatro horas de vigilancia cada día y la sospecha de que hasta los pájaros querían robarle su sitio. Jamás podría ser ni tan siquiera turista de la belleza que el mismo había marchitado.

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La playa perdida

10 julio 2017

-Dime tu nombre ¿sabes cómo te llamas?¿sabes dónde estas?- pero el muerto ya cerraba los ojos- ¡Aquí!- gritó el guardián de la playa- Aquí hay otro.

los cuerpos se extendían a lo largo de la costa, como bañistas tostados por un exceso de ultravioletas. Unicamente los guirapos que vestían los distinguían de los verdaderos dueños de la arena. Estos, los autóctonos, esperaban impacientes a que las autoridades le permitiesen quemar de nuevo sus cuerpos reflectantes.

-¡Aquí hay uno vivo! ¿cómo te llamas?- un grupo de enfermeros se acercó corriendo para poder certificar cuando moriría.

– Quizá este sea el último- se escuchó en los murmullos de los espectadores – Puede que ya lo vayan a limpiarlo todo para que los ciudadanos del primer mundo recuperemos la libertad de bañarnos donde queramos.

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Portada Vota Charlie: Piezas

Se que nunca clicais aquí pero ¿y si no lo pongo y de repente alguien quiere leerse el «Vota Charlie» desde Payhip o Comic Square? pues eso, que no se diga.


La casa del vampiro

16 febrero 2016

Ernesto abrió la ventana para que entrase el vampiro.

– Pasa libremente, esta es tu casa.- dejó tras de si la noche sin estrellas, moviéndose como una brisa juguetona. Primero apoyó sobre el frío suelo su descalzo pie izquierdo.

Unicamente llevaba una gasa semitransparente, de color negro, flotando sobre su piel pálida. Una sonrisa dibujo unos largos y afilados colmillos.

Tranquilo revoloteo por toda la habitación, parándose en los libros de la estantería, buscando entre viejos vinilos algún grupo que pudiese reconocer. Se clavo, sin darse cuenta, una pequeña chincheta y continuo mirándolo todo con desinteresado interés. De repente pareció darse cuenta de Ernesto y de una forma inesperada se lanzó sobre su yugular, arrancándole brutalmente la vida. Le mordió hasta dejarlo tendido, sin sangre que le diera color. Más tarde se marchó, dejando bien cerrada la puerta para que nadie más pudiese entrar en su casa.

Ernesto seguiría siendo su guardián aún cuando ya no podía ni seguir pagano su hipoteca.

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