Supervivencia viva

28 noviembre 2023

Para poder acceder al premio, repetía una y otra vez la megafonía, si quieres ser el ganador solo hay una condición: sobrevive. Gánatelo. Y, tras el décimo bucle se hizo un gran silencio.

-¿Pero sobrevivir a qué? ¿Cómo? – no hubo respuesta. Miró a su alrededor preguntándose cómo había llegado a aquella cueva y cómo saldría de ella.

Desde donde estaba solo se veían tres caminos posibles y ninguno muy halagüeño.

A su derecha, incrustada en roca, una puerta a través de la cual se escuchaba el rumor del mar. La abrió para dar al gran e inmenso azul. Sus aguas hervían de vida: tiburones, pirañas, un kraken,… cualquier monstruo marino que pudiese imaginar estaba allí, esperándole. Lanzó una piedra y el agua la engullo formando violentas burbujas alrededor.

A su izquierda una puerta se derretida del calor. Entraba al centro de un volcán activo, lleno de bolas de lava y dolor. Casi sin poder acercarse observó en la distancia una muerte segura. Trazó un plan imaginando la mejor forma de saltar, esquivar y, tal vez, sobrevivir.

En el Centro la nada más absoluta parecía caer por un infinito vertical, sin agarre posible.

– ¿Cómo quieres que sobreviva si todo es una trampa sin salida?

Pero megafonía no contestó.

Paralizado ante un futuro cuestionable dejo pasar las horas hasta que de repente volvieron a estallar los altavoces: se acaba el tiempo, le envolvieron las palabras.

– ¿ Cómo quieres que elija ante una muerte segura ?

Se acabó, vocearon de nuevo con una carraspera metálica, enhorabuena por sobrevivir.

Se abrió una cuarta puerta que hasta entonces había permanecido oculta. Nada se movía en ella, nada parecía amenazarle desde ella.

– La paciencia, sobrevir, ¿ese era el premio?

Se acercó, estaba a punto de entrar cuando, sin aviso, se disparó hacia la izquierda, seguro de que había un premio mayor que la supervivencia, vivir.

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Puertas digitales

24 marzo 2023

Quebrar


Atados

10 mayo 2012

Atados


Siete puertas

28 junio 2011

Hasta donde alcanza mi vista puedo ver siete puertas en fila, siete a los lados y también siete por detrás. Estoy en un centro, custodiado por siete cerraduras, siempre a siete del final.

Traspaso la primera, observo y lo mismo. Sigo viendo siete en cada punto cardinal, siete si atravieso la segunda, siete en la tercera, siete y cuarta, siete quinta, seis y siete siete… Ya sólo cuento hasta el siete.

Saco el catalejo, alargo mi visión y consigo añadir diez puertas más. Suman diecisiete hasta donde puedo llegar, en cualquier pared, repitiéndose igual que hizo el siete al pasar primera, segunda, tercera, cuarta,…infinito diecisiete.

Me pregunto si un aparato más potente extendería las puertas, llegaría a ser incontable… una eternidad. Quizá sea mejor no saberlo, lanzar el anteojo, olvidar más allá del siete y pensar que siempre estoy a siete puertas del final…que en la próxima quedaran seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno… siete y elijo un camino distinto. Sin orden, sin números, sin imposiciones. Donde el final esta en ir caminando.

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Miedos

18 abril 2010

Me encerré. Tres cerrojos, siete llaves y dos alarmas por si acaso fallaba algo. Aún así la casa silenciosa me parecía un peligro terrible. Cualquier crujidito se convertía en una bomba para mis oídos, las sombras se confabulaban contra mí. Me rodeaba una masa gris parduzca, me oprimía su descaro inventando formas diabólicas que me hacían perder los nervios. Busqué un interruptor…me detuve al instante, no sabía si sería peor aquella estancia en penumbra o que alguien supiese de mí por la luz de una ventana. Bajé las persianas, espanté los pocos rayos de luz que se atrevían a cruzar por alli y me quedé en la más absoluta de las oscuridades.

Me prohibi escuchar, oler, degustar,… sentir cualquier cosa y, aislado, no me percaté del primer cerrojo, del segundo, ni del tercero. Reventó una cerradura y saltó la alarma. Dos, tres y cuatro, con la quinta la otra alarma, seis y en la séptima mi enemigo aprovechó mi miedo, no lo ví, estaba demasiado preocupado por mi imaginación y las cosas terribles que creaba para mi…

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