La corporación Pujalte

7 julio 2014

Para entrar en la corporación tienes que firmar sobre la línea de puntos: contrato, compromiso y condiciones de silencio. Los pensamientos han de ser secretos mudos que te llevaras a la tumba y si no… las consecuencias nunca quedan claras, son una letra pequeña, una horrible nube que nos aterroriza a todos los que firmamos con el estomago mientras la cabeza y el corazón piden otra cosa. Tus antiguos amigos se transforman en enemigos de la corporación, los nuevos viven de la corporación, a tu mujer la conociste en una fiesta de la corporación y tu hijo, cuando crezca, sera uno más de la bendita corporación, pero aún no y no le puedes contar los secretos.

Su historia oficial esta en varias notas de prensa. Fundada hace cincuenta años por Eulosio Martinez Pujalte. En sus inicios no era más que un pequeño negocio familiar donde el señor Martinez trabajaba codo con codo con su primo y un cuñado. En apenas dos años la bonanza y la expansión del sector hace que todo sea demasiado para los tres. Es aquí donde Eulosio se encierra en un despacho y empieza a jugar con diferentes curriculums hasta que se configura la primera gran plantilla de la Corporación Pujalte, aún Ejalte S.L. Los cincuentas empleados, gran parte aún familiares y amigos, son tratados como uno más. La casa de Eulosio esta abierta para todos ellos y sus mujeres, sus hijos. No es hasta la década de los ochenta cuando el boom de neonatos pega un fuerte empujón y la Corporación Pujalte, ya con su flamante nuevo nombre, acaba de crecer hasta la configuración que se conoce hasta nuestros días. Siete directivos presiden las siete áreas capitales de la compañía mientras Eulosio hijo se dedica al relax y la procreación indiscriminada.

Roman Martinez Martinez es la tercera generación que ocupara la presidencia. Reconocido en el lecho de muerte como hijo suyo tras una destructiva relación con su tía Gladis. Fue su madre la encargada de que le dieran el reconocimiento que se merecía. Cuando llegó los cerca de mil trabajadores habían pasado a ser un número y cada uno tenía su casa cerrada y bien cerrada. En esta época se pretende una fuerte expansión por todo el mundo pero se ve truncada al tener que competir con otras compañías más cercanas. Al morir su madre, verdadera guardiana de los valores familiares, Roman da un golpe de timón y comienza a despilfarrar todo lo logrado hasta la fecha. Reparte el poder entre un consejo de sombras, cabezas pensantes surgidas de las mejores universidades del momento. Malvenden la corporación y cada sombra aprovecha los resquicios del sistema para blindarse y poder seguir enriqueciéndose. Para entonces la proliferación de jefes, cada uno con sus ínfulas de semidioses, a llevado a que la empresa funcione como un tren desbocado y sin conductor, aunque aparentaban conducir todos.

¿ Hacía donde dirigen ahora la locomotora? ¿ quien sera su capitán? Hay secretos desvelados, contrariamente a lo que se cree no importan las cabezas que cortes, puedes callar de todo y puedes hablar de la que quieras que no afecte, o puedan probar afectación, a sus cuentas. No importa cuan mal hallas tratado a tus empleados, tu aparente bondad, en que despilfarres o ahorres. Todo esta justificado mientras llegue para cualquier capricho, pero que los rivales no puedan copiar tu estrategia de camino, tu aparente forma de ganarles. Estas son las cosas que ni mis sueños pueden saber.

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La puta y la derrota moral

1 abril 2013

A veces se disfrazaba de puta barata, cuando le faltaba carnaval, cuando quería airear el coño de la forma menos sutil y mas placentera. Le encantaba hacerse ver, se contoneaba como una furcia de baja estopa y gritaba para que todos se acercasen a comerse los caracolillos de su sexo.- Vamos perros, hoy gratis y salvaje. Al que no le guste la libertad que se joda el solito.- Pero siempre era ella la que acababa bien jodida y en la cárcel por exhibición, escándalo publico, incitación a la prostitución y cualquier locura por la que pedir perdón. Al final decidieron que era demasiado reincidente, que ya no podía vivir en sociedad. Le recetaron pastillas, una camisa de fuerza para esconder su cuerpo, sus palabras, sus dolores… la derrotaron para que no fuese un estorbo, para que todos los vicios pudiesen seguir siendo oscuros y secretos.

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Un plan perfecto

16 septiembre 2011

Irene trazó un plan perfecto para quedarse con su hija toda una vida. Pintaron un cuento de hadas y escaparon hacía dentro por cualquier camino alejado, zigzagueando a través de bosques y montañas, cruzando ríos y tres océanos hasta llegar a un rincón secreto y resguardado donde ser felices.

El planeta notó que desaparecían, que le quedaba un hueco en su estomago y las tripas le gruñeron de hambre. El rugido del vientre sirvió para adiestrar a sus cachorros en el odio. Olisquearon el viento y se lanzaron al infinito en busca de carne fresca.

Aullaron insultos y amenazas a las presas huidas. Crujieron los dientes y arañaron suelo y cielo con sus fuertes garras. Los gritos de la jauría oscurecieron las nubes hasta conseguir que llovieran salvajes sobre toda la tierra. Volaron por huecos insignificantes, pequeñas rendijas por las que nunca hubiese podido pasar un corpulento animal.

En la casita de Irene el techo se derrumbo bajo el peso de las gotas-palabras, los cristales se quebraron por el miedo y ella empezó a pensar que su plan, quizá, no era tan perfecto.

Cuando escapó no pudo llevarse demasiadas cosas. Algunas herramientas que le cabían en la mano y muchísimas ideas. Por encima de cualquier material recogió todas sus reflexiones, conocimientos e imaginación, lo guardo en su cajita con forma de cabeza y empezó a utilizarlo en cuanto vio los destrozos. Juntas construyeron un tejado de paraguas, sustituyeron los vidrios por burbujas de jabón y cerraron la grietas, por donde habían entrado las nubes de tormenta, con palabras de lucha y libertad.

Cuando los lobos notaron donde no podían seguir bramando se agolparon ante las fisuras tapiadas. Golpeaban sin piedad, intentando abrirse hueco hasta las dos mujeres que, asustadas, seguían con su vida normal para no perder antes de tiempo. Irene enseño pensar a su niña, a elegir, calcular y montar revoluciones perdidas que acabarían ganando. A cambio ella le dio felicidad, seguridad y amor.

Su mundo acabo precipitándose. Los perros del sistema intentaron separarlas, chillando que era mejor para que no sufrieran…Pero Irene y su hija habían trazado un plan perfecto durante el tiempo en que tuvieron para estudiar. Habían vuelto a escapar por un camino pequeño, habían regresado a su cárcel mientras los lobos se ensañaban con muñecos vestidos de ellas. Le sonrieron al mundo, le dijeron que ya las podía utilizar y, mientras eran perdonadas, tejieron una red invisible entre otros desheredados.

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