Caídos hacia arriba

14 enero 2025

Como un reflejo de su vida el viento sopla con furia. Balanceándolo mientras se sienta frente al abismo.

– ¿Te vas a tirar?

– No – mira a la ventana que parece hablarle con forma de mujer-. Sólo estoy reflexionando sobre mi vida.

– ¿Al borde de una cornisa?-hace una pausa en la que no espera respuesta y-. Te acabaras tirando.

– No,… solo estoy…

– Sí, sí; reflexionando. La vida nunca es lo suficientemente buena como para que no te deprima. Mira nuestro barrio; el edificio está que se cae hacia arriba, igual que nosotros. Los políticos van a lo suyo, el mundo apesta y ¿qué hacemos por cambiarlo? Continúa reflexionando al borde de un vacío de nueve pisos de altura ¿Quieres que te diga donde acabarás chafado? Un pasito y pum, el coyote no vuelve a levantarse.

¿Prefieres que me siente en la terraza? – dice apartándose.

– Me da lo mismo. Pero, si te tiras desde la azotea, avísame que recoja la ropa. Acabo de tender y el último ya se me la llevo por delante. No quiero tener que bajar a recuperarla de un charco de sangre ¿Sabes? La sangre se quita fatal.

– Eres más práctica que yo.

– No tengo tiempo para tonterías. Entonces ¿Qué? ¿recojo la ropa?

– No.

– Genial. Me voy dentro que tengo cosas que hacer. Si cambias de opinión avisame primero , estoy en el tercero cuarta.

-Puede que baje a visitarte.

– Pero si vienes deja tus mierdas fuera, necesito ayuda, no problemas.

– Lo tendré en cuenta. Y oye, si te parece bajaré por las escaleras.

LaRataGris


Personalidad ficcional

6 octubre 2023

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Diez años de soledad

23 mayo 2023

Perdóname por no recordar la fecha exacta, no soy uno de esos que tienen cada detalle archivado en su cerebro.

Si fuera así te diría que ese día llevabas un pantalón ligeramente acampanado y una blusa blanca con chorreras negras a la altura del pecho. Sabría si llegaste corriendo o si respiraste mil doscientas veces antes de perder el conocimiento.

Pero no soy una de esas personas de memoria fotográfica o que, en cuanto llega a casa, apunta en un diario, que jamás volverá a leer, que ha tenido una pelea y ha escapado por los pelos.

Supongo que en esta ocasión hubiera estado bien tener un registro pormenorizado de lo que me querían robar: Chaqueta tejana con un parche de eskorbuto en la espalda, zapatillas anchas, blancas con una franja azul en el lateral, las niu olimpus, tres monedas de escaso valor y un billete de no mucho más.

Por desgracia no existe tal registro; tendrás que conformate con mi memoria que es escasa y tendente a la fantasía.

Empezó hace diez años, once incluso, puede que solo cinco. Aquella mañana todo parecía normal hasta que hable con Ricardo.

Como si nunca hubiese aprendido a hablar balbuceó cuatro gruñidos que, en teoría, yo debía descifrar. Tras media hora de: repítemelo, no te entiendo, ¿Cómo? conseguí no enfadarme mucho, estaba molesto por una broma que ya duraba demasiado.

No fue el único. Desde ese instante vi que cualquiera con el que me cruzaba balbuceaba, como si se hubiesen puesto de acuerdo para volverme loco.

Durante trece días me hicieron pensar que era mi cerebro el que se había desconfigurado. El doctor no me entendía, yo estaba fuera de ese mundo cambiante. La realidad se había transformado para dejarme perdido en el pasado, sin registros fiables de porque me había peleado, de que es lo que me habían intentado robar o porque la gente se comporta de esta manera. Qué más da la ropa que llevases o si el pelo parecía cantar con el viento ¿ha cambiado el mundo? ¿son los leñadores? ¿o es que han pasado diez años de soledad?

LaRataGris


Brujas normales

23 agosto 2022

Últimamente veo muchos zapatos de bruja. Negros como el betún, afilados hasta la muerte; no siempre el resto acompaña. Ni la ropa, ni el pelo, ni, sobretodo, la mentalidad transgresora, ni la libertad infinita.

Parecen brujas de fin de semana, de modos pasajeros y sueños fugaces.

No saben hacer pociones de amor ni venenos afrodisíacos , no dominan los conjuros básicos, las palabras adecuadas. Se limitan a llevar zapatos de bruja y a ser tan normales que se me hacen brujas extrañas.

LaRataGris


hombre de azul

4 mayo 2021

Por supuesto que el hombre de azul siempre vestía de azul. Junto a su masculinidad era lo que le daba el nombre y visibilidad. Podía variar la intensidad del tono, la sombra o el olor, pero siempre, inequívocamente, las prendas eran, necesariamente, sin lugar a dudas, azules.

Camiseta marinera, con rallas horizontales, tejanos , calcetines y bambas celestes. Algún destello, azul; por supuesto, brillando en el lateral de las zapatillas.

Aunque no se veían, los calzoncillos, no desentonaban. De un suave gris, pero claro está, azulado, con tres estrellas dibujadas en las caderas, también azules; aunque eléctrico esta vez.

Cambiaba la ropa nunca su paleta de colores.

Ya nadie se sabía su nombre, ni gustos que vayan más allá del color.

«Está loco», «es un hortera»,»pues a mi me gusta», decían mil cosas del hombre azul sin decir nada de él.

LaRataGris


En predicción del futuro

14 septiembre 2019

En predicción del futuro

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