-¿ Qué haces? – y Jo lo despierta del sueño de describir sin papel.
– Nada,- vuelve a respirar hondo la realidad- estaba a años luz, justificando la obra.- y la respuesta es un tramite para estar conectados un momento, igual que lo fue la pregunta primero. Empiezan a divagar sobre cualquier otra cosa antes de que él vuelva a dormirse sobre la hoja blanca y ella regrese a su mundo de pinceles manchados de miedos y esperanzas.
– Erase una vez- en su cabeza resuenan los principios de siempre necesitados de un final propio- un rey, la desgraciada de su mujer y tres hijos estúpidos con tres fortunas por nacer donde nacieron, con nada por demostrar y todo por recoger…
-¿ Como piensas explicar todo eso
– No tengo ni idea muchacho- se separa de la otra realidad.
– Es muy real,- se ríe- te meterás en un problema.
– claro, ja ja ja, son reyes, por eso son reales.- y los dos estallan por jugar con las palabras como niños pequeños.
– Caca, culo, pedo, pis. ¿ Quieres una birra?- y Eugenio abre las dos sabiendo que, el casi abstemio, le dirá que no. Que se las tendrá que tomar solo por no desperdiciarlas- Me encanta ofrecerte por que darte es recibir el doble. Pero no te desvíes,¿ como piensas justificarlo?
– Yo que se,- se despierta con cada acento- la realidad funciona a golpe de imposibles y la gente se alegra, lo ve normal.
– La suerte que llaman- levanta la botella- brindemos por ella.
– Si, pero en literatura no funciona. Si no atas todos los cabos el relato se va a la mierda.
-¿ Jo?- llama entre trago y trago- estas escuchando las milongas de este muermo.
– No, pero traigo ganchitos.
– Pues casi mejor, acércate y tráete unas cervecitas.
– Erre, Eu- Les avisa desde el sofá-¿ Queréis ver los cuentos dormideros? Empiezan ahora.
Eugenio espanta las pulgas del sueño y le echa un vistazo a la tele- Uff, Jo, solo son políticos en campaña.
– Acaso no hay mejor cuento. Explican todo lo importante que no piensan cumplir.
– Y no te olvides que aburren hasta dormirnos- puntualiza el tercero.- Estos si que saben contar cuentos ¿ Como conseguirán que siga picando tanta gente?
– La mayoría ya ni les cree- Se aleja Jo- que se ha cansado al empezar el mitin- Lo tienen montado para que los cambios parezcan imposibles si no juegas con sus reglas y si participas, en realidad, sigue sin transformarse la realidad. Sabéis, mejor me voy a colorear el mundo.
– ¿ Para eso me levantas, Majo?- y Eugenio tampoco se para dispuesto a definir las cosas en la siguiente aventura- la próxima por algo importante, ¿ ok?
Coge el borrador de lo que lleva escrito- Menuda mierda- piensa intentando que ni Jo ni Eugenio le lean la mente. Dibuja un final feliz alternativo, arruga el papel y lo tira al cajón de proyectos inacabados.
-¿ Que pasa, roedor?- se acerca Eugenio.
– si,- deja de manchar el lienzo Jo- Espera a que otro lo destroce.
– No, gracias.- Intenta justificarse- me habían quedado unos personajes muy raros, un final sin sentido. Como cuando entra un dragón por la ventana.
– No te sigo, Rata.
– Si, hombre. Cuando un bicho que no debería estar aparece en escena, y segun el tamaño mas, ¿ que seria lo lógico?
– Salir por patas- dicen los tres a la vez.
– Pues los personajes, en los cuentos, se quedan, quieren saber por qué apareció la bestia. Como si no les importase sobrevivir.
– Sabéis,- se escucha a Jo sobre los grititos de Eugenio- esta genial que habléis de esto por que un enorme hipogrifo viene directo hacia nosotros. Así que ¿ que hacemos? ¿ huimos o ser súbditos de una mala comedia?
LaRataGris