Un Sant Jordi más, una de las fiestas que más me gusta porque se llena todo de libros e historias. Y, de entre todo lo que sucede, una pequeña tradición para mi casa: cada año les hago un tebeito a mis cachorros y este no iba a ser menos. Además, en esta ocasión, he querido hacerlo todo en una página, (idea que le he robado al genial ilustrador Puño y que él, a su vez, cogió prestada de otra artista que ahora no recuerdo).
Aquí te dejo el cómic por si también te lo quieres leer, aunque para hacerlo bien tendrás que imprimir los dibujos en un folio, por las dos caras, y seguir las instrucciones de montaje. Si te animas tú también puedes hacer algo así.
Además este año hay una cosita muy especial, esos puntos de libro que ves en la foto. Están hechos con unos sellos que hemos fabricado Pau y yo, pero silencio que su madre y su hermana aún no se han enterado.
Feliz Sant Jordi, que tengas una muy buena lectura.
Me encanta hacer estas cosas. Este año Viaje Final, historia muy loca que le regalo a mis niños por Sant Jordi. Si te la quieres leer tú también aquí la tienes para su descarga.
Como viene siendo habitual en está página, desde dos mil dieciseis, vuelvo a montar para el día del libro un cómic, en formato fanzine, para mis cachorros. En está ocasión me he centrado más en los momentos importantes, a traves de elipsis temporales, para que sean ellos los que construyan el relato del viaje. Vamos que aquí trabajamos todos persiguiendo la imaginación jajaja.
Tras unos meses de duro trabajo te quiero presentar mi nuevo cómic. Totalmente pensada para digital, un cambio de registro a lo que estas acostumbrado a verme, pero manteniendo la esencia. Una historia sin textos de apoyo que te llevara donde tu quieras ir.
Te lo he subido en Payhip y a Lektu para que lo disfrutes.
Mi madre hace unas patatas buenísimas,…o, bueno, hacía. Veréis, es que estoy un poco liado, ¿mmm?… A ver, os lo explicaré, ella antes pelaba y cortaba las patatas, ya sabeís, el toque personal; pero un día trajo patatas congeladas, esas que van en una bolsa hermética, y lo único que hizo fue meterlas en aceite, antes también lo hacía, pero ahora ni siquiera las peló ni cortó, y abrir una bolsa no es un toque personal. En el plato, todas las patatas cortadas en perfecta armonía, te aburrían de su cuadradez. Pero su sabor no estaba mal así se lo dije a mi madre cuando preguntó:
«No esta mal». Desde entonces simpre son socorridas estas comidas. Empezó a comprar más congelados, de vez en cuando pelaba, pero cada vez menos, y menos y menos… Hoy toda la comida en mi casa es precocinada. Poco a poco fuimos pasando al futuro sin darnos cuenta. Pero, entonces, un día, mordisqueando un trozo de plástico, comencé a pensar, y, triste y derrotado, dejé de lado mis pensamientos y me integre en la soledad prefabricada.