El secreto de la eterna juventud

30 septiembre 2022

Otro que se me hace grande, ahora el mejor hijo del mundo. Y se piensa que tiene el don de la eterna juventud, que maravilla. No puedo ser más afortunado de mis bebes. Muaca.

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Bill al cubo

30 septiembre 2021

Si tu hijo cumple años y te pide un dibujo como regalo de cumpleaños se lo haces supercontento. Si en un verano te ha hecho ver cuatro veces la misma serie de principio a fin tienes claro que personaje va a salir.

Solo había que juntarlo con otra de sus pasiones y buscar un chiste malo.

Felicidades Pau, gracias por hacer mi mundo mejor.

LaRataGris


Poesía trivial

9 noviembre 2020

No hay nada peor para el poeta que verse encadenado a las palabras del hambre, cuando le exigen rectificar una rima y fingir un pensamiento que no le pertenece.

-Vigila cada paso, la dirección y el viento de libertad que escoges- le susurra Pepito Grillo con la fría hoja de una navaja acariciando su gaznate.

-Cuando eres parte de nuestra solvente familia- le recuerda el pragmático empresario- las apariencias lo son todo.

Y el asiente disimulando tristeza, simulando ardor por la pira funeraria.

– Ojala – quiere autoengañarse- resurja renacido como el ave Fenix.

Echa de menos su reclusión voluntaria, no quiere la prisión de un trabajo rimando tarjetas de cumpleaños y eventos varios. Prefiere el cálido frío de su casa, las voces melosas del hogar. Solo se siente un poeta fingiendo amor para que los enamorados compren colores y otros mentiras con las que amar, amad, más allá de lo que el querer permite.

Y finge y sonríe de verdad, esperando que esta vez el fuego no duela.

LaRataGris


Laberinto y salida- Peque

30 septiembre 2020

Laberinto y salida

Las cosas que no crecen.

Si me descuido no me doy cuenta. Ya con nueve años y yo te veo pequeñito, como con seis. Un mundo lleno de enigmas, puzzles y juegos que si son inventados mejor. Tu vida se mueve a ritmo de música y yo procuro bailar para no quedarme atrás, aunque siempre he estado un poco sordo.

LaRataGris

Peque

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Explosión de alegría

30 septiembre 2019

Explosión de alegría

Pura lógica.

Cada cosa en su sitio, con el número adecuado de pasos, las sumas y las restas, el tiempo medido y, sin embargo, una explosión de caos y alegría se desata cuando juegas a todo lo que te gusta. Del desorden construyes, creas…me haces tan feliz.

Contigo aprendo a volar en línea recta, a torcerme si la razón dicta diversión.

Conquistamos fortalezas, preparamos zumos fabulosos y, “mentrastant”, nos vuelan la cabeza con laberintos matemáticos de difícil solución. Edificamos mundos de mil formas distintas, exploramos, ponemos en órbita canicas y bolas, saltamos como Jerónimos al infinito,…

Vivir a tu lado es una aventura fantástica que no quiero que termine nunca jamas.

LaRataGris

P.D. Como se que no te gusta te he escondido un beso detrás del dibujo, para cuando seas grande y lo necesites, no hará falta ni que lo pidas.


Llena de magia

7 septiembre 2019

Llena de magia

Es un terremoto lleno de magia, que lo impregna todo de amor y felicidad.

Ya no puedo contar tus alegrías ni con los dedos de ambas manos, mi pequeñita.

LaRataGris

 

 


Recuerdos de septiembre

14 diciembre 2011

Se acababan los últimos días de vacaciones, este año septiembre, y con ellos la felicidad de no tener obligaciones. Me sentaba a respirar y nadie venía a molestarme.

Irene me preparaba una fiesta sorpresa. Se movía ligera, marcando números en su teléfono de forma descuidada, casi al azar. Mantenía un ojo constante en mi despiste y otro en el móvil, portátil, portátil, móvil… Mi cometido era hacer ver que no sabía nada, ignoraba sus idas y venidas, esquivando la mirada para que mi posterior asombro fuese algo más convincente. Al día siguiente era mi cumpleaños pero el futuro nunca llegó. De repente era un octubre de prisas y volver al trabajo.

El treinta y uno de septiembre había desaparecido sin que nadie pareciese darse cuenta. No estaba en ningún calendario, se habían esfumado todas sus horas y nadie las iba a reclamar, yo tampoco. Supuse la borrachera, el olvido y me fui a trabajar con mucho mono por más vacaciones.

Pasaron los correspondientes trescientos sesenta y cinco días sin volver a pensar en lo que no había sucedido. Crujimos las hojas de otoño, bailamos los vientos fríos del invierno, la lluvia de primavera nos floreció y en verano la noche se tejió de aromas a jazmín mientras mi cumpleaños seguía desaparecido. Cinco años y la vejez continuaba eludiendo mis recuerdos. Empecé a creerme loco, había memorizado todas las listas inútiles de la niñez; no podía olvidar el dolor, los reyes godos y los ríos de españa… pero no conseguía retener una pequeña anécdota de un día cualquiera. Decidí obligar a mi mente. Busque por hemerotecas, en grabaciones antiguas,… hablaba con todo el que me quisiese escuchar y… nadie sabía decirme nada del treinta y uno de septiembre. Me lo tenía que haber inventado, seguramente nací el día de antes, el último del mes al fin y al cabo.

Irene me dio la razón en seguida. Llevaba más de un lustro organizando una fiesta que nunca empezaba. Ya ni enviaba las invitaciones, se limitaba a decirme que haríamos algo, me explicaba todo lo que había pensado para conseguir que fuera especial y después se deshacía de las ideas con una mueca invisible.- Esta vez será diferente-. Juntos recuperaríamos las tartas y velas que no habíamos disfrutado.

Guardé cada segundo, los amigos y abrazos. No quería ver como todo desaparecía un año más. Disfrute de cada acorde de la vida hasta bien entrada la noche nos fuimos a dormir sabiendo que por fin lo habíamos celebrado. Amaneció dos de octubre y volví a correr desesperado. Las estaciones de aquel año fueron ráfagas de un instante. Los meses eran anécdotas fugaces y, sin darme cuenta, era otra vez mi aniversario. El tiempo parecía replegarse sobre si mismo para reconstruir mis errores. Adelantaba acontecimientos cuando no los hacía desaparecer como ya paso con mis celebraciones. Mi día no parecía el único perdido. Cada vez más los doce meses se acortaban hasta que las cosas parecían suceder de un día para otro. Como si la humanidad olvidase las fechas no nos extrañaba empezar un mes el día cuatro, saltar al diez y terminarlo en veinticinco. El mundo se había vuelto loco, lo inamovible ya no estaba y lo real era cambio.

Un tres de enero la tele, los periódicos, las radios y el boca a boca no pudieron seguir fingiendo. No hablaban de otra cosa. Se habían regulado las edades a la nueva situación, los acontecimientos importantes se reestructuraban a marchas forzadas y el gobierno nos pidió un pequeño esfuerzo. Eramos jóvenes envejecidos de palabra. Vigorosos ancianos que veían el horizonte de la muerte muy lejano. Cada tres días volvíamos a crecer y así fue fácil que aceptásemos ampliar la edad de jubilación. El sistema no podía sostener una sociedad decrepita como la nuestra, eramos fuertes y podíamos seguir en nuestros puestos un tiempo más. Recalcularon nuestro retiro para cuando todos tuviéramos dos mil quinientos años, apenas una fracción de segundo. En nueve días llegaríamos a ser aptos para dejar de trabajar.

Una vez aprobado, y celebrado por todos, el tiempo volvió a su cauce. Se recuperaron los días perdidos, los meses y se añadieron algunos nuevos que convirtieron los siglos en años. Nos transformaron en carcamales sin fuerza que jamás podrían descansar. Crecíamos de una forma tan paulatina que pocos llegarían a los treinta años antes de morir. Eramos esclavos de los amos del reloj.

LaRataGris.