Mrs Black ha muerto

7 febrero 2023

-Habitación trescientos ochenta y seis, señor White. Ahora aviso a un botones para que le suba el equipaje.

-No será necesario.

Arrastra la gran y pesada maleta. En el ascensor para en cada piso, le preguntan si sube o baja y nadie sube con él, se quedan esperando uno vacío que nunca llegara.

En la suite abre e equipaje y sale una mujer pequeña, desnuda, con la mirada clavado en el suelo, en un silencio cortante. Como un susurro se acerca hasta la cama, donde se tumba.

El señor White saca un brillante cuchillo y empieza a hacerle suaves cortes sobre la piel. La vida escapa como el vaho en la mañana, sin que ella emita ningún sonido; él gruñe como un cerdo mientras los cortes son cada vez más profundos. Ya muerta la penetra antes de llamar a recepción.

-¿Recepción, dígame?

– Hay una chica muerta en mi habitación.

Y, aunque no es un servicio que ofrezca el hotel, contestan sin inmutarse – Disculpe MR. White. Un botones se la retirara enseguida y le proporcionara una nueva de inmediato.

-Que sea castaña. De mirada viva pero sumisa. Que cada vez cuesta más ser un hombre en este sitio de mierda.

-Por supuesto señor White. No tardaremos nada en devolverle la normalidad.

LaRataGris.


Sangre y utilidad

27 diciembre 2022

se recostó sobre la barra del metro, dejando que el ronroneo del motor la acunase mientras moría. Su sangre caía constante y copiosa, formando un pequeño y rojo lago a sus pies.

-¿Se encuentras bien? – entreabrió los ojos para ver la cara gorda e infantil que no dejaba de repetir una y otra vez la misma y estúpida pregunta.

-Sí – apartó al otro- estoy bien.

-¿Necesitas ayuda?

– No, imbécil, soy perfectamente capaz de morir sin ayuda.

Y volvió a ignorarlo, dejándose caer sobre su barra.

Un grupo de niños comenzó a chapotear en el charco de sangre que se había formado. Por algunas zonas empezaba a cubrir tanto que podías zambullirte y salir pintado de rojo.

Un lobo emprendedor, rápido, avispado, decidió montar un negocio. Valló alrededor de la loca suicida y anunció una fábrica de pinturas metalizadas para coches rojos.

Había espantado a los niños, le dio un uno por ciento de las ganancias a la muerta.

Con el tiempo y la descomposición, el olor se hizo insoportable. El empresario despidió a su agotada materia prima, puso el cartel de cerrado y pronto, gracias al servicio de limpieza, se olvidaron de que allí hubo algo o alguien.

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Los amigotes del asesino

22 septiembre 2014

Se le intuía la polla en cada palabra, la pose de hombría y la bravuconada- ¡ Soy el puto amo!- y así trataba a la gente que lo rodeaba. El macho arrastraba los brazos al caminar, se tambaleaba con la sempiterna penúltima y pegaba con los puños cerrados, sin pensar. Una vida sencilla y sin complicaciones hasta que se le murió el punching ball. Empezaron las preguntas y los reproches- ¿por qué cojones te has separado de ella que todo te lo consentía?, solo tenías que haber parado un segundo antes-, y él, que jamas la había querido, lloraba por que le dolían los nudillos de tanto odiarla-¿ por qué te has tenido que morir?.

Aquel fue el primer día, y último, en el que limpio algo: hizo desaparecer la sangre para que no hubiese delito y fingió su mejor sonrisa para las autoridades. – No te preocupes,- le tranquilizó el señor agente- mi jefe te entenderá perfectamente, es hombre igual que tu, que yo y el amo del universo. A todos los machos se nos va de tanto en tanto la mano sobre la carne blanda, es comprensible- y le dio la tarjeta de un abogado -cojonudo, es el que llevo mi divorcio.

– Seguro- le dijo su mejor amigo- que se ha muerto para meterte en un problema. Pero al final, a la muy zorra, le ha salido el tiro por la culata»

– ¿ Tu crees? Yo me siento un poco sólo.

– Mira, una buena compañía- le dijo mientras fingía una mamada- es cada vez más barata e internacional. No tienes por que aguantarle los gritos a esa histérica. Vamos, yo invito.

– Dime que el juez fue una jueza,- se exaltó una lectora- que le aplicaron garrote vil a el y a todos los cromañones que lo acompañaban.- Pero jamas fue juzgado. No pude tranquilizarla ni escribirle un final feliz. En el mundo de los hombres el sol se apagó para que nadie viese lo que no debía ser visto y después la vida continuo en silencio, interrumpido por algún grito desesperado. El siguió viviendo.

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