El teléfono zumbó sobre la mesa. Rosario tiró los cubiertos y se lanzó sobre él como si fuese importante. Sólo era Luis que le enviaba el mismo meme que ya había recibido siete veces aquella mañana.
Se lo agradeció con una carita sonriente y un pulgar hacia arriba, no importaba que a la tercera vez ya le hubiese empezado a parecer aburrido: un gato tocando la flauta.
También lo reenvió a todos sus contactos para no estar fuera de onda. La espiral de respuestas insulsas la atrapó hasta bien entrada la noche.
– No has comido nada – le dijo Alberto.
– Estoy ocupada. Ahora como.
-Vale, pero no olvides reenviar está historia a todos tus contactos o no podrás quitarte el mal olor de encima.
LaRataGris
Escrito por laratagris 







