De hijos a padres

23 septiembre 2022

Al levantarse


Aprender derrotas

9 noviembre 2021

Aprendimos sobre la marcha, a fuerza de golpes y silencios.

-¿Érice?- Algunos caían para siempre. Desaparecían como si nunca hubiesen pertenecido a la compañía.

La empresa contaba los muertos y, los que quedaban, eran clasificados en uno de los dos grandes grupos existentes; pertenecías a los que resistían o eras de la triste gran mayoría.

Incapaz de reaccionar, la gran mayoría, se plegaba al sistema, nos traicionaba. A menudo incluso los resistentes teníamos que aparentar ser babosas para obtener un momento de paz, eso obligaba a desconfiar los unos de los otros.

Nunca podías saber con quien te levantarías. Te acostabas con un compañero, sí, pero por la mañana podías estar muerto; sino ya te mataría.

Siempre la siguiente embestida era peor, más arrolladora, más cruel. Más intensa y tú, con menos fuerza, te atas frente a las sirenas, te afianzas y esperas que la cuerda aguante lo suficiente como para seguir aprendiendo.

LaRataGris


Modern virtual classroom

14 abril 2020

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El teléfono infeliz

19 septiembre 2019

El niño quiere un teléfono. No quiere hablar, ni llamar, ni que le llamen, lo necesita para jugar con sus amiguitos en los nuevos parques virtuales.

Se promete explorar mundos lejanos desde la comodidad de casa, aprender y divertirse. Pero el pobre es demasiado pequeño.

En su dulce hogar son muy estrictos con este tema.

-No- le dice su padre- cuando seas mayor.

-No- le dice su madre- Ya tendrás tiempo.

Mientras tanto puede ver como papa chatea con los colegas del curro, como mama se ríe con el nuevo video viral, a su hermana subiendo un video en el que hace malabares con cuchillos,…

El niño obedece y espera, aprende a hacer un uso responsable de las redes con buenos ejemplos.

LaRataGris


Subversiva

10 septiembre 2019

Subversiva

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Encuentros fortuitos

15 octubre 2018

El otro día estaba dibujando en el metro cuando un chico se me acerco y señalando el dibujo me dijo: «Tengo un problema con eso».

Le hice repetirse, porque llevaba los cascos puestos, e inmediatamente después miré el boceto preguntándome cual era su problema, es verdad que tengo algunos que pueden ofender pero aquel día era algo muy light.

Finalmente me explico que su problema era que no sabía como dibujar gente de espaldas, que un amigo suyo le había dicho que lo hiciera con triángulos pero no le salía, que le fallaba, sobretodo cuando tenía que hacer un brazo que se veía y el otro quedaba medio tapado. Yo le insistí en que era práctica. Como no se quedaba conforme le dibuje una figura de espaldas. Coloque dos triángulos para los omóplatos y un círculo, antes de darle detalle, representaba el hombro.

Emocionado señaló el círculo y dijo:»se puede hacer también con círculos»

Le respondí que por supuesto y muy contento añadió que eso le abría un mundo nuevo, que con la esfera podía mover fácilmente el brazo.

Hoy estaba dibujando en el metro y otro chaval me ha preguntado si podía dibujar: «por supuesto», busque un folio pero el quería el que yo estaba usando. Le alargue la hoja y un bolígrafo. Me ha regalado un dibujo antes de salir corriendo.

Me acuerdo una niña que me dijo que algo fallaba, no recuerdo si la nariz, los ojos,… ni corta ni perezosa cogió mi bolígrafo y me explico como tenía que dibujar, otro me dijo que lo hacía muy bien, hay quien te pregunta por técnicas, herramientas que estas usando en ese momento, problemas personales que infieren de tu dibujo, explicaciones del por qué, del cuando, del donde, los que te graban un video…hay quien mira sólo de reojo.

No se si es porque yo llamo la atención, si la gente es así. A mi me divierte, me hacen los viajes muy entretenidos pero, ante todo, me gustaría pediros disculpas si en esos encuentros fortuitos no estoy a la altura. Se que en el metro no os hablo mucho, soy más bien tímido, por eso me escondo tras mis garabatos, aunque veo que no es una profesión demasiado solitaria.

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Un éxito

 

 

 


Rutina horaria

8 mayo 2017

La habitación temblaba a la luz de una vela. De repente un soplido calmó la inestabilidad.

Cerró los ojos para hacer más evidente su nuevo estado y, en la oscuridad, dejó que los sueños la alcanzaran. Pero no era perfecto, pequeños rayos de luna se colaban por las rendijas de la ventana, se clavaban como finos alfileres de luz.

Así pasó una hora, dos…

-Arrrgh!!!- Gritó al ver llegar aquel sol impertinente, cortando la oscuridad con sus lancetas bien afiladas- iEs demasiado pronto!- Bramó furiosa. Pero ya estaba todo escrito: El girar de la Tierra, el día, la noche, su muerte… sin saber el cuando ni el por qué, moriría y, ahora, se veía obligada a no resistirse a los cambios cotidianos, ya estaba muerta sin la libertad de decidir.

-iNo!- todo en ella se había convertido en un grito que no buscaba solución. Debía aprender un como asesinar al sol, la luna, pero no sabía como hacerlo y era más sencillo seguir chillando.

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Portada Vota Charlie: Piezas

Comprate un Charlie


Ignorantes consentidos

24 noviembre 2016

Ignorantes consentidos


Los artistas de verdad

12 agosto 2016

Los artistas de verdad

Guía de lectura de la historia Vota Charlie, a la que pertenece esta Los artistas de verdad


Las edades del reencuentro

27 octubre 2014

Ácrata no se había dado cuenta pero era un poquito más grande. No por haber crecido o madurado, simplemente habían pasado los años y eso era motivo suficiente como para catalogarlo en su generación. Sus coetáneos eran conocidos como la quinta del robot.

Un día se cruzó en una autopista virtual con Lalo. Habían jugado de pequeños, explicado sueños y esperanzas de adolescentes, luego se separaron sin saber el uno del otro y, ahora, su amigo estaba muy mayor. Sus fotos reflejaban años y daños inexcusables.

Ácrata se preguntó si le habría pasado lo mismo. Se fotografía sobre un espejo y la miró durante trescientos sesenta y dos días y una mañana, hasta que al final admitió lo mucho que había cambiado. -¿ soy un hombre? ¿acaso, eso, varía en algo mi vida?- Con desgana comprobó la hora, llegaba tarde a trabajar.

– Lo siento,- palmeó Jefe su espalda- no eres mal chico pero llegas tarde.

Ácrata respiró hondo- Necesito el trabajo, no podrías pasarlo por alto.- Como nadie escuchó esto último, Jefe se había puesto a firmar albaranes y sellar comunicados, levantó la voz para no desaparecer- Te juro que te lo recuperare.

– Mira,- deja su rutina- no es sólo que llegues tarde es que vienes obsoleto.

– Puedo hacerlo tan bien como cualquier niñato. Me reciclare.

Sin levantar esta vez la vista del papeleo despreció la súplica- Siempre supe que traicionarías tu nombre, que el mal vicio de la comida acabaría con tus convicciones. Yo en cambio puedo honrar el mio. Los nuevos modelos de trabajador no son mejores que tu, no hacen nada nuevo.- esquiva fugazmente los documentos- yo ya estaba contento con como le dabas al botón de tu máquina.- por un instante se pierde en el techo para poder retomar el discurso con más ímpetu- No es nada que tu puedas aprender, es que ellos cobran menos.

– Yo- dudó- también puedo cobrar menos.

-Déjalo estar, sera mejor que no lo liemos, las cosas ya son lo que son.

Reloj marcó las nueve y media, siempre llegaba a esta hora cuando iba al trabajo.- Quizá se le halla pasado. Casi ha estado un año con nos…

– Si, claro- se retorció el señor Sofa- después de todos estos meses mirando la foto se ha quedado lelo, por favor.

– No peleéis chicos- puso paz la luz apagada y la habitación quedó en la penumbra del silencio, esperando a Ácrata. Un murmullo invisible se fue adueñando de la estática del aire.

Reloj marcó la una y treinta y seis minutos.

– Es culpa mía.

– Evidentemente- gruñó Sofa- de haber sido una buena foto no tendrías esas marcas de expresión y hubieses oscurecido su pelo- de repente puerta retumbó asustandolos a todos. Dieron un respingo inapreciable a ojos de Ácrata que entraba arrastrando una bolsa de hambre infinita.

El espejo del recibidor intento que viera su cara más amable, la nevera se escondió sin nada que ofrecerle y la fotografía, como el espejo, igual que le había sugerido Sofa, se retocó para que se sintiese más joven.- Jamás he sido tan niño- conspiró con ellos su vision sin que eso tuviese demasiada importancia. La luz continuo apagada, la puerta se cerró por siempre y Ácrata se diluyo entre las quejas de Sofa.

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