Las arañas, seres tranquilos a los que les gusta la paz y la soledad; habían convocado una conferencia para hablar de la desaparición del ser humano.
-Fue de la noche a la mañana. Mi humano destrozaba la tela que yo tejía por la noche, compartíamos el ciclo y, de repente, una mañana la tela seguía anclada a las plantas.
– Me pasó lo mismo – dijo Vieja Mamá.
-Y a mí – dijo Roto-. Llevo ya varias semanas sin verlos. Nuestro ecosistema…
– Me ofrezco- adelantó sus dos patitas delanteras Mariscal-, si estáis de acuerdo, guiaré un grupo de valientes arañas para saber qué ha pasado con los bípedos que convivían con nosotras.
Lo vitorearon, lo aclamaron, pero nadie se ofreció para acompañarlo.
El jardín era demasiado grande e inhóspito, ¿alejarse de la telaraña que era ahora su hogar?, Sólo él llegó hasta la valla, únicamente él vio el cartel de se vende. Lo miró y lo remiró pero no supo interpretar los símbolos, a las arañas militares no se les enseña a leer.
LaRataGris
Escrito por laratagris 








