
Los límites de la imaginación
21 abril 2023A plátano y eso…
8 agosto 2017– Jugamos a ese que uno se llama Plátano y otro Lagartija Nick, hay unos malos que esconden un tesoro y lo tienen que encontrar los buenos- Este es el título de su juego favorito, lo dice de carrerilla, sin apenas parar a respirar entre palabra y palabra.
Dos de sus muñecos, un cilindro con ojos y un dragón antropomorfo, se enfrentan al interior de unos rollos de papel de Water a los que les hemos pintado cara de muy malvados, pero simpáticos. se adentran en el bosque, exploran cuevas que fabricamos con una manta de césped y viajan a la luna o marte en cohetes hechos con el mismo material con el que fabricamos a los enemigos.
En sus palabras-Esto está muy bien por que nos preparamos muy bien la historia y luego hacemos como si no supiésemos lo que va a pasar.
Lo malo es que acumulas muchos esqueletos del papel de water, lo bueno es que es infinito siempre que te quieras tirar al suelo a jugar. Otra opción es decirles que sólo juegan con maquinitas
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Más imagianación en formato cómic en
El artista incandescente
18 julio 2016En la esquina de las sombras y orín habita el viejo artista de días mejores. Esta lleno de sueños vintage y no pierde la esperanza de que algún día vuelva a llegar su momento.
Pero cuando algún borrachuzo se acerca a mear, sin verlo, y despierta al calor húmedo de la micción se queda hundido.
«La vida», piensa, «nos construye de miserias”
‘Ojalá», escribe sobre losas sucias, «alguien me reventase a patadas, dejando que mi arte escape por las heridas abiertas. Que mi suerte llame a la puerta de mis deseos «
Pero no habla en serio porque hace tiempo que en el no queden historias que le interesen a nadie, ¿quien querría leer sus tripas en un sucio callejón de ninguna parte?
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Condenados a la primera parte
14 julio 2015Al final de los créditos de una película, con la última página de un libro, cuando las luces se apagan y la cabeza pensante que ha urdido todo aquello se va a dormir, la industria hace su balance de daños. Calcula los beneficios repartidos y se plantea la viabilidad de una segunda parte y en que condiciones.
Segundas partes nunca fueron buenas, salvo en asumidas excepciones. Hay que limitarse al esquema de la primera o alejarse tanto que pierde la esencia original. Por norma estamos condenados a escuchar una y otra vez la misma historia, a que nos la vuelvan a explicar. La clásica chico conoce chica, cambia al hombre, la mujer, ambos, dos muchachos, tres adolescentes, perro meet gato…mil variaciones según zona geográfica, target o número de calzado. La acción definida por el número de explosiones; siete patadas en el estomago, veintitrés puñetazos en los genitales y el bueno ganara parando balas con los dientes. Comedias de lo soez, alguna un poco más surrealista, que dramón que el género sea la excusa para aburrirnos una y otra vez, una y otra vez. Quizá si nos atreviésemos con otro principio, si tras los créditos se leyese un continuara para ahondar en la psique de los personajes, las motivaciones, su futuro. Dejemos las luces encendidas y que sea el artista, no el industrial, quien decida su rumbo. Que si en algún momento su corazón varia el ritmo pueda explicarlo y no sea sustituido por algún becario al que papa le da de comer.
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Cambiar al escritor
15 septiembre 2014Desorden. Recuerdo que sobre el teclado nada parecía tener sentido. Las letras no seguían una estructura lógica y comprensible, no formaban frases ni palabras, no buscaban la cadencia artificial del abecedario. Todas parecían dispuestas al azar: aquí una a seguida de una s, rodeada de q, w, z,… La barra espaciadora abajo, los acentos a la derecha, arriba números…todo era tan aleatorio y sin embargo, esa misma disposición, se repetía una y otra vez desde las antiguas máquinas de escribir hasta los ordenadores y periféricos más actuales. Sin manera de entenderlo, sin forma de cambiarlo, acepte su locura y deje que mis manos se familiarizasen con los caminos por trazar. Pasos pequeños fueron haciendo mía la distribución para que cuentos y absurdos aparecidos en la pantalla me descubrieran las maravillas que se escondían en aquel desorden. Así fue como mis dedos volaron sobre las teclas, borrando con su roce ciertas letras que se me iban enganchando primero en la yema y luego atravesaban la piel hasta viajar por mi sangre. Todo lo que iba apareciendo frase tras frase, las descripciones de la realidad, mis deseos más profundos se iban conformando y a la vez erosionaban mis aristas más superficiales. Escribir me transformaba en lo que quería ser a la vez que el mundo podía acompañarme en la peregrinación. Aquella maquina desordenada se había quedado muda, las letras eran yo y yo respiraba y expiraba historias que me obligaban a caminar con la rotación del mundo.
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La puerta intermitente
28 julio 2014No siempre se abría. A veces era como una pared, con cerradura y picaporte eso si. En tantas ocasiones la abría para salir a la calle y ella daba a un patio andaluz, le llevaba a Groenlandia o al espacio exterior donde lo pasaba francamente mal sin la camisa de fuerza adecuada y con un vacío tan pesado que lo mataba.
De regreso no siempre acababa en su hogar, creo que eso sólo paso una o dos veces y para entonces ya no le pertenecía. Hombres simios la habían adquirido, por mucho menos de lo que el tampoco podía pagar y amueblada, en una subasta pública.
Un día, cualquiera que escojas estará bien, el señor agente, muy educado y extremadamente poderoso con todas sus armas legalizadas, llamó a su puerta intermitente para informarle que aquello que hacía era allanamiento de morada y que tenía que irse. A cambio, por supuesto, le regalo varias puertas recias con rejas que no sabían explicar historias. Siempre desembocaban en el mismo cubículo gris donde nada importa y ya nada se puede.
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Solitario en desorden
8 abril 2013No había cuerpos, como si cada persona hubiese sido un sueño que desaparece al despertar. La ciudad, que si permanecía, era un desierto de construcciones en desuso. Entre ellas, Andres, se sentía el ultimo hombre sobre la faz de la tierra, caminando caprichosamente por donde le parecía más conveniente. En tres días había viajado de una punta a otra de la ciudad sin cruzarse con más supervivientes o, al menos, sus cadáveres. Las calles estaban perfectamente ordenadas: cada coche en su aparcamiento, se alejaban en coloridas hileras, las tiendas tenían las persianas hechadas y nada, absolutamente nada, parecía dejado al azar. Como si hubiese sido una huida bien planificada desde hacia años pudieron recogerlo todo, olvidándose unicamente de Andres, que parecía el único desorden en aquella soledad. El pobre recogía el aire buscando en sus susurros alguna explicacion. Pero no recibia más que silencio.- Mucho me temo- intentó darse conversacion para no volverse loco- que las cosas son así. Como cuando la vida era de otra manera y todos decían que no se podía cambiar aunque estuvieses triste.
– Tienes razón- le contesto el status quo- ahora formas parte de mi mundo y, como lo has comprendido, ya no te echare.- Y, así, la vida encajo exactamente como encajaba.
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La ciudad hipotecada
10 septiembre 2011Esta escrito en la historia de los objetos, en las piezas con corazón que llenan mi ciudad. Hay mucha gente que no sabe leer entre las líneas de lo que le rodea y le pasan desapercibidas las cosas pequeñitas e insignificantes. Saben escuchar muy bien los ruidos fuertes, las palabras agitadas y las mentiras que quieren ocultar la realidad.
El poder contrata asesores que les traduzcan los relatos y sean capaces de reescribir finales a callejones sin salida, plazas sin bancos y fuentes sin agua…
Esta narración es real, sucede en mi barrio ahora pero comenzó con la crisis. Justo en el instante en que unos ricos decidieron que necesitaban más, que jamás sería suficiente y, mis vecinos, empezaron a no tener para pagarles. Se vieron obligados a coleccionar facturas, recibos impagados y esquivar el hambre y la sed con ingenio o, más bien, con lo poco que no les habían quitado aún.
Pero esto no sucedió, no lo vio nadie o no lo quisieron ver. La pobreza se quedaba de puertas para dentro y en la calle tenías que leer para enterarte de lo que le estaba pasando a gente que te había rodeado desde que eras pequeño. Los políticos lo hicieron lo mejor que sabían, que no era demasiado. Únicamente descifrando el cariño de la fuente se entendía la tristeza en los rostros de los desheredados.
Aquella fuente había estado allí desde que yo recuerdo. Pocas personas se paraban a beber de ella pero cada vez más llenaban garrafas y cubos para completar los grifos que no se podían permitir y tener un poco de agua potable en casa. Se formaban colas con todas las razas representadas, inmigrantes y autóctonos podían llegar a formar una cadena de peregrinos en busca del tesoro líquido. El único rasgo común de todos ellos era el de ser pobres sin futuro.
La izquierda, más preocupada por el dinero que no les llegaba para obras sociales, no se dieron cuenta de sus hijos caídos, no pensaron que a veces la mejor obra es la que ya esta hecha. Miraban para otro lado cuando la derecha reinterpretaba el cuento y hablaba de delincuencia juntándose, ladrones que le costaban demasiado al ayuntamiento. Arrancaron la fuente, cerraron las heridas de la tierra el mismo día y les explicaron a todos que el que quisiera agua tenía que contratarla, pagarla de su propio bolsillo e hipotecarse junto a la ciudad que no les pertenecía, vivían del aire prestado hasta que encontrasen el objeto que les permitía tanto.
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Nuevas palabras
20 agosto 2011Siempre leía un libro en blanco sobre el que dibujaba sueños e ilusiones. Respiraba hondo cada página de nada y se dejaba llevar por todo lo que podrían haber escrito, lo que tal vez pueda suceder. Cuando le preguntaban por su novela vacía escogía una página al azar y les leía un fragmento escrito en lenguas que jamas han existido.
Los lectores de gramáticas oficiales le miraban extrañados, asqueados y escandalizados. Gritaban e insultaban normalidad para que aquel libro que obligaba a pensar en lo que se leía no pudiese ser entendido. Hacían tanto ruido que las palabras se amontonaban en la mente y nadie podía imaginar entre aquel barullo algo con sentido.
La gente , desilusionada de aquel libro sin pies ni cabeza, acababan abandonando al soñador para volver a leer: mi mama me mima y yo mimo a mi mama… mientras la vida se hacía un poco más pequeña. Entonces el cerraba de un golpe el volumen y les recitaba de memoria algo que se podría inventar leyendo en silencio las palabras no escritas. Las ordenaba en forma de canción y les enseñaba las melodías que no deben ser escuchadas por los oprimidos.
Siempre leía un libro en blanco, siempre soñaba sus historias y, si le prohibían imaginarlas, encontraría otras formas de crecer con los suyos.
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