Horda

26 octubre 2021

Cerró los ojos para verse por dentro, respirando de forma profunda y acompasada.

Los campos de margaritas se extendían como un infinito de paz eterna.

Se sentó a dibujar el movimiento del aire, bailó el susurro del agua de un viejo arrollo. Sentía esa tranquilidad imposible de buscar, que se construye a fuerza de soñar activamente y no quedarse solo con la fantasía. Caminar sola, escucharse, sentir la realidad y transformarla.

-Entra, entra en mí.

Invitó a la gente que más quería, con la que respirar se hacía más sencillo.

-Bailad conmigo. Cerrad los ojos a la tristeza-, a la vez que ella cerraba los suyos.

Y fueron dos, fueron tres; aumentaban exponencialmente hasta ser demasiados en el paraíso, todos dormidos para estar juntos, todos esperando que la alegría les inundase.

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Modernos salvajes

3 agosto 2021

Nadie sabía cuando iban a aparecer, dónde o por qué. ¿Quienes eran esos salvajes que llegaban arrasándolo todo?

Venían con la cara cubierta y el ruido de los motores marcando el ritmo de sus pasos. Sonaba su himno, con olor a gasolina, y la gente abandonaba las calles. Buscaban cualquier refugio de aquellos vándalos y se escondían a temblar de miedo. Solo se atrevían a salir si escuchaban aullar las sirenas, no inmediatamente; llegaba la ley y el orden. Media hora, una y un silencio les indicaban que todo había terminado.

No fue así aquella vez, las alarmas se alargaron más de lo deseable y en el silencio el caos seguía allí.

La horda continuaba en su orgía de destrucción. Las primeras cabezas rodaron como balones. La gente corría asustada porque el nuevo orden era el mismo pero con distintos guardas y los nuevo aún no querían aparentar.

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El furor de la batalla

15 junio 2015

-No tengáis miedo- el estadista de altura, en realidad, en la realidad, el hombre pequeño al que la vida le excede, él, se sentó sobre su trono de estiércol e intento calmar a su horda de no vivos- la existencia volverá a sonreírnos. Únicamente hemos de esperar el próximo ciclo.

Muchos de los suyos, de cortas entendederas, le aplaudieron. El resto de zombis, temerosos de perder sus privilegios, también palmearon sus palabras a la par que murmuraban a sus espaldas preocupados-¿ y si no se soluciona por arte de magia?

-Nuestros enemigos-gritaron los titiriteros- no están preparados para la ardua tarea.

Descalificaban, tergiversaban y se agarraban a cualquier trapo sucio, por pequeño que fuese. Los patinazos contrarios eran la droga que deseaban como un yonki anhela su falso paraíso.

Mientras tanto, en otra realidad que comparte espacio, los que llaman huestes del averno no se apostaban para el asedio, no preparaban la guerra como estipulaba el código de las buenas prácticas para que todo aparente cambiar sin cambiar. El ejercito de los perdedores atacaba sin más, sin gritar, sin orden ni jefes. Envolvieron los desiertos de una niebla de vida espesa, de esperanza, que es lo poco que les quedaba.

– A veces; cuando decís que no estamos preparados para hacer las cosas, significa que no las haremos como vosotros habéis hecho hasta ahora. Y eso es bueno por que no queremos ser vosotros, ganadores.

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