
Parece igual por que lo es
11 febrero 2022Modernos salvajes
3 agosto 2021Nadie sabía cuando iban a aparecer, dónde o por qué. ¿Quienes eran esos salvajes que llegaban arrasándolo todo?
Venían con la cara cubierta y el ruido de los motores marcando el ritmo de sus pasos. Sonaba su himno, con olor a gasolina, y la gente abandonaba las calles. Buscaban cualquier refugio de aquellos vándalos y se escondían a temblar de miedo. Solo se atrevían a salir si escuchaban aullar las sirenas, no inmediatamente; llegaba la ley y el orden. Media hora, una y un silencio les indicaban que todo había terminado.
No fue así aquella vez, las alarmas se alargaron más de lo deseable y en el silencio el caos seguía allí.
La horda continuaba en su orgía de destrucción. Las primeras cabezas rodaron como balones. La gente corría asustada porque el nuevo orden era el mismo pero con distintos guardas y los nuevo aún no querían aparentar.
LaRataGris.
Seguimos vivos
27 octubre 2020La ley, demasiadas veces, chocaba contra el sentido común. La inteligencia no tenía nada que ver con aquello. Aún así la vivíamos como la única alternativa lógica. La posibilidad de morir resultaba más dolorosa.
A eso se agarraban los promotores de obligaciones.- si están vivos-se decían- es que tal vez no lo estamos haciendo tan mal.
Había momentos en que lo hacían peor. Eramos piezas prescindibles para su sistema, nos lo indicaban con cada uno sus actos y, aún así no, pasaba nada.
-¡Siguen vivos!- repetían con cada locura, como si eso justificase la próxima miseria.
De haber muerto unicamente seriamos una estadística escondida, la excepción que confirma la regla. Intentarían vendernos otros palabras para que sonase a jolgorio y, digo yo apropiándome de su lógica; a ver si así despertamos, si no los derrocamos ¿será que los queremos?
LaRataGris
La ley del sol
21 agosto 2018No amaras a nadie por encima mio
Cada día amanecía un Sol nuevo. Un Sol que no era peor o mejor estrella que la anterior.
Habíamos aprendido a ignorarlo, simplemente estaba ahí, la luz y el calor necesario para la vida y, la vida, era todo eso tan cotidiano.
Él se sabía indispensable hasta que llegaba la noche y el astro moría arropado en el manto de ella, languidecía hasta consumir su último rayo.
Enamorada de la luna, Rosalía, solo caminaba cuando el ya había desaparecido. Le declaraba su amor al firmamento juguetón, mientras lo esquivaba a él.
-¡Arrrgh!- Grito el hijo del millonésimo sol- Falta una de mis ovejas. La han de enterrar en mi presencia si es que ha muerto- Rugió como un salvaje hasta que el resto de puntitos le hizo caso.
ya no podían seguir ignorando su calor. Estaba enfadado y exigía un sacrificio.
Buscaron a la mujer escondida entre las sabanas blancas de pereza.
– ¡Bruja!- El juicio no era necesario, la arrastraron del pelo hasta la plaza pública, protegida unicamente por una piel suave y apetecible.
-La ley- Dijo el sol- es inmutable. Nazco y muero por vosotros, quien no entienda el amor que me ha de profesar se consumirá conmigo.
-Jamas podre amarte- Le desafió ardiendo como el nunca podría
-¿Te atreves a ni siquiera fingirlo?
-No seria justo- Así fue como escribió su propia condena mientras que el resto aseguraba que el sol, más bien fingían, que ese sol no les pedía sumisión.
LaRataGris
Su derrota su éxito