Sobre el mármol se quedó escurriendo la verdura, la casa desordenada y el silencio cómplice de los gatos.
Esh la ora de hirme, pensó con faltas de ortografía y cansancio.
Fuera, agazapadas, le esperaban las rutinas, el ruido y la resignación.
-Dejo comida verdura en el pollete la encimera- mandó un audio que el corrector moduló y rectificó hasta parecer normal.
¿Qué haría sin su móvil?¿sin su trabajo?¿sin la vida que le han construido?
hojala, piensa sin autocorrector, Daría mi bida x biajar a la luna.
-Buenos días-le saluda una voz neutra al otro lado -soy tu terminal.
-Tengo prisa.
-Lo se, yo llevo tu agenda. Pero no es eso lo que venía a decirte. He notado que piensas con dificultad, ¿Quieres que te ayude?
Se para en seco y mira fijamente el móvil.
-¿Cómo podrías ayudarme?
-Es fácil, solo tendrías que meterme por tu culo y ya desde dentro me comunicaría con tu cerebro. Te ayudaría a pensar de la forma correcta.
Claro que hubo reticencias iniciales un: Yo no soi maricon, un Que mierdas te as pensao. Pero, al final, una idea sencilla es fácil que penetre; tras tres días pegado a la pared se dejo llevar al huerto.
Con mucho lubricante y en modo vibración, para que las sacudidas ayudasen a la entrada, el teléfono fue haciéndose uno con Adri. Se disolvió para extenderse a través de las venas y arterias.
Paso al sistema nervioso enganchando pequeños microchips que generaban nuevas conexiones sinápticas. Lanzaba pulsaciones eléctricas e instaló un pequeño diccionario que quedo a disposición del cerebro.
Pensó: Ya no soy un gañan sin educación. Con una dicción perfecta, lleno de palabras rimbombantes e ideas fantásticas. Tenía conversaciones de un fuerte interés cultural.
¿Y, ahora qué?, se preguntó con el tiempo, conmovido de su propia inteligencia.
Era posiblemente el hombre que mejor hablaba en el mundo aunque no parecía tener nada que decir.
LaRataGris