Arder sin solución

5 noviembre 2021

Quebrar


Cómplices del sistema

22 mayo 2017

-Pase por aquí-El gesto del vendedor es afable, de estudiada cercanía y cordialidad. Muestra su eterna sonrisa, siempre más importante que el producto, para engatusar al comprador. Intenta que los dientes no resulten demasiado amenazadores-¿En qué puedo ayudarle?- Le acerca una silla demasiado cómoda mientras le arrulla con su tono amable.

Pedro se recuesta sin perder la rigidez que siempre le acompaña a estos sitios, en parte por la edad pero también por la desconfianza que le suscitan los vendedores- necesito….

-No me diga más-le interrumpe el comercial, dejando sobre la mesa mil y un cachivaches- Usted necesita un «Stoner», Cuatro ‘pemr,» una punta “drosi” del siete y seiscientos»ORL»…

– Mire usted-intenta frenarlo- necesitar solo necesito aire, pero mi pensión unicamente me permite soñar con el más barato, así que pongame una botella.

-Pero, ¿y la calidad?¿la comodidad?¿|a apariencia?…- recita la batería de argumentos con que le había armado la empresa.

– Todo regalo será bien recibido. Como le dije, ahora mismo, no tengo ni para el más barato. voy a hacer un esfuerzo enorme.

-Entonces-comenzó a hilar una nueva mentira – el más barato que tenga los características idóneas

-El más barato -insiste Pedro

-Eso es- se pone firme el vendedor- el más barato de esos- y ahí iba el más económico, evidentemente, pero de la gama intermedia. De esa forma recibiría una palmadita, como la de un cachorro moviendo la cola para el amo. Seguiría en la empresa, comiendo las miserias de los demás. Los esfuerzos ajenos se iban por la puerta, con sus dueños, si había pagado era suficiente, otro se ocuparía de la comida.

LaRataGris

Portada Vota Charlie: Piezas

compra, el que según mi madre es el mejor cómic del momento, y eso sin leerselo. Pero no lo compres como en el cuento anterior, aquí sin trampa ni cartón 8P

 


Made from capitalism

19 junio 2014

made from capitalism


Billetes rápidos

20 septiembre 2011

Parecía estar en el mundo que le convenía. La vida le apetecía y si algo se rompía tenía dinero suficiente como para poder sustituirlo. Era un privilegiado disponiendo de esclavos a tiempo parcial, al menos hasta caer en la realidad. Lo empujaron sin piedad y lo destrozaron para que no quisiera volver. Los beneficios ya no podían aguantarlo y le sugirieron algo más acorde con sus nuevas posibilidades, tal vez una cuneta o un discreto bar de alterne donde ahogarse.

Sin hacer caso se pasaba el día llorando, contando cuantas existencias podrían haber sobrevivido con los caprichos de la anterior.

Su feng shui se desplomó sin poder pagarse un asesor adecuado. Sus amigos desparecieron con el saldo del móvil, no podía localizarlos y ellos no querían devolverle la llamada. Se quedaba solo mientras su antigua empresa, su hogar, improvisaba un nuevo déspota. Igual de eficaz pero treinta años más barato y maleable. El ya no podía seguir ese ritmo. Su edad no aceptaba cualquier trabajo y los importantes le rechazaban una y otra vez, igual que los que nunca hubiese querido, no le necesitaban.

Se refugió en los recuerdos del frigorífico lleno, los excesos y la rapidez. Con sus últimas monedas se compró un ticket de regreso pero le estafaron con la dosis y el viaje duró demasiado.

LaRataGris