Otra vez

9 febrero 2021

– Buenos días

Había entrado insegura, pretendiendo fingir un aplomo del que carecía.

Querría haberse presentando entrechocando las manos.

– Sara, soy Saray

Evitaba los besos, las conversaciones demasiado largas.

Necesitó derrumbarse un par de veces en el baño, cuando analizaron su cuerpo con descaro, cuando le preguntaron:

– ¿Por qué quieres trabajar con nosotros?

Y ella tuvo que endiosar esa mierda de trabajo que le habían ofrecido. Entonces solía regalar una sonrisa y se disculpaba de forma tranquila, “Que suene tranquila”, se pedía nerviosa.

Fue un día de cuarenta y ocho horas y diez minutos. Pasó la primera criba, una segunda y le comunicaron que estaba preparada para sentirse así de lerda cada segundo de su vida.

Respira hondo, pensó, «olvídate del hambre y mandalos a la mierda»

LaRataGris

(si has estado antenta sabras que esto ya ha sido escrito otra vez)


El tesoro medio

8 octubre 2019

Era su primer día en el negocio familiar. Sería un igual a su padre, idéntico a su abuelo.

-Tengo tanta suerte-

Se sentía afortunado de ser hijo de un hombre tan importante. Tenía muchos amigos, los había visto caer, se pudrían de hambre y ganas.

Él se sabía especial- Soy clase media y lo voy a aprovechar – su papá estaría orgulloso.

Recibió el gancho que su abuelo entregó a su padre el primer día, le prestaron un carro hasta que pudiese conseguir el suyo propio y salió con una sonrisa a revisar todos los contenedores de la ciudad.

Eran como cofres del tesoro a los que a los que los pobres no tenían acceso, por no tener la llave que les otorgaban a los emprendedores. Él, en cambio, era de una clase privilegiada, no un vago sin remedio, tenía el futuro resuelto, igual que también lo tendría su hijo.

LaRataGris


Huida con la llave de la razón-Esa alegría de estar rota

17 noviembre 2014

Huida con la llave de la razón

Esa alegría de estar rota y llegar a ningún lado

 

Encima de todo llegué tarde

al club, noche de lluvia encima de mí,

encima esa nube de cigarrillos y cervezas.

Contra la ira de la multitud, mi sonrisa,

aunque contra mí el rompecabezas urbano

en el tejido contra mis ideas mi cráneo

yo, encima contra la rubia de la barra y sus tetas.

Estridencia, rock y algo de dulce fastidio

ante la estupidez de tus razones

mi razón constante y ante el hueco de mi cabeza,

que eres tú pero no lo sabes, la costra de mi rebeldía

ante todo esta calle del club donde te pierdo

porque ante el abismo de hastío, ese que me dejas,

una tocada y una noche y una ligera sorpresa, mi sonrisa,

que aborda ante el escenario un bajo. Lo enchufé

tarde también, pero toqué y sonreí y te olvidé. Pero no eras tú,

era ese cuerpo de razones tuyas encima de mi amor

contra mi deseo erótico de ti ante tu cuarto sin un ápice de diversión.

Rómulo Pardo Urías

Imagen: LaRataGris

Poema: Rómulo Pardo Urías

Voz: Hélène Laurent

La poesía muerde