Recuerdos de una vida

1 julio 2013

 

Allí donde cayó muerta de hambre un cartel pide una ayudita. Es su forma de ser recordada, una especie de homenaje, su lapida y también un olvido anterior.

 

Pasando cada día, viendo su piel pegada a los huesos que ya no respiran, los caminantes entristecidos, le echan la calderilla que les pesa y aligeran monedero y conciencia.- No,- tartamudea su calavera- que ya no puedo ni moverme. Me cuesta una vida pedirte esto pero, tráeme la comida, dame de comer, resucitame o déjame desaparecer.- Y un papel lleno de palabras suplicantes la recuerdan allí donde ya no hay mas que polvo, donde la dejaron desaparecer.

 

LaRataGris

 


Existo post-fesional

3 noviembre 2011

Existo post-fesional


Artistas de talón

13 mayo 2011

Había escrito su nombre, un nombre sonoro y pegadizo. Debajo se ordenaban todos los años de su vida, sus logros, las aventuras y desventuras más inverosímiles. Cada historia empezaba con un sobresalto, un encoger el corazón que te mantenía en tensión hasta que escuchabas la palabra fin, era un nuevo comienzo. El siguiente año parecía más intenso que el anterior, más suave que el próximo.

Se había conseguido rodear de gente que escuchaba su curriculum, que le reía las gracias y no cuestionaba la imposibilidad de todo lo que le pasaba, aunque cada cuento sonase a televisión y series sin argumento. El artista vivía de su momento, de cuando papa le pagaba las borracheras y era fácil arriesgarse y vivir límites seguros. Ahora sólo podía recordar batallitas mientras mendigaba fortunas que le mantuviesen vivo, que le permitiesen seguir pensando que era un transgresor por no tener que preocuparse de comer.

LaRataGris


Avaricia

22 junio 2010

Carlos llegó a la ciudad y se sentó en un rincón a llorar- No tengo nada, nada de nada, nada-. Era lo único que parecía saber decir y alguien sintiendo pena le dio de comer, otro donde dormir y un tercero una forma de ganarse la vida.

Al principio, contento, se levantaba temprano. Cada mañana iba a trabajar y urdía un plan para dejarlo rápido- Es tan poquito, muy poco, poquísimo- fue su nueva consigna llena de lágrimas y pesadumbre. Enseguida llegó más comida, una habitación más grande y un trabajo con más responsabilidad.

Un tiempo y la situación se repetía con otra frase distinta- No es suficiente…quiero más…¡inclinaos ante mí escoria!- cada vez más autoritario, ascendiendo sin piedad. Ya no necesitaba manipular a nadie, podía chasquear sus dedos y una cohorte de acólitos se inclinaba ante el poder de su dinero. Pero Carlos no estaba feliz. Su supremacía le llenaba de orgullo, era un chico de la calle que se había labrado un porvenir, era la persona más influyente, ya no de la ciudad, del mundo entero pero…él quería seguir subiendo y no le quedaban metas por conquistar.

Un día Antonio llegó a la ciudad con mucha hambre…Carlos ya se había suicidado y el grupo de trepas comenzó a moverse ocupando los espacios vacíos. Quedaba un hueco en la zona más baja, donde los mendigos intentaban inútilmente despuntar. Antonio se sentó en aquel espacio y se preparó un bocadillo con lo poco que había conseguido aquella mañana, no estaba demasiado bueno pero mataba el hambre. Después estuvo haciendo algunas preguntas, buscando la manera de ganarse la vida allí. Lo único que le decían todos era que si sabía llorar todo sería muy fácil para él. Así se conseguían las cosas. Y lloró un poco, todo aquello lo entristecía. La gente se acercó para darle una limosna que él rechazó- Vivir de la amargura sólo me puede traer más melancolía. -Gracias, pero tengo que irme- y se marchó mientras la ciudad esperaba que llegase un nuevo pilar para su pirámide. La maquinaria no se puede desequilibrar.

LaRataGris


Experto analizando

1 mayo 2009

Experto analizando

Feliz día del trabajador o… ¿debería decir del parado?