Monedas de piel y huesos

15 marzo 2019

Monedas de piel y huesos

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Microrelato de terror

1 noviembre 2016

Me contó la luna que en mis entrañas habitan seres del averno, que les escucha roer mis huesos al caer la noche. Por eso soy tan frágil cuando me golpea.

LaRataGris

Y, aunque puede que lo continúe, acabas de leer el microrelato con el que participe en el concurso propuesto por Esther Magar. En su blog puedes leer el resto de obras de todos los que participaron


Los huesos correctos

31 julio 2014

los huesos correctos

 


Poema silvestre

18 noviembre 2013

Desconfíe de los poetas profesionales, de tan voraces apetitos como cualquier obrero, rimando el tintineo de monedas gastadas, sobre hojas de papel que no manchan la realidad. No entregue sus corazas por participar en juegos malabares con vísceras frágiles para el que ofrece. No beba con ellos, no recite al ritmo de ojos turbios y apagados por el alcohol. No baile sus brumas, ni sus caminos de flores. No se haga prisionero de un esclavo.

El poeta silvestre viste camiseta de rayas amarillas, negras. Cambia los colores y el uniforme al latido de corazón, se hace mariposa, luego león, ratón, simplón de lengua ágil que no entiende, erudito al que todos escuchan por que no rebuzna conocimiento. A veces se come sus palabras y otras tantas el sudor de su frente, muerde y en su piel se escriben las caricias que parpadean entre los labios de sus amigos. Viven en la oscuridad paralela, en una vía muerta o en un jardín de huesos y entrañas. Desconfié también, desconfía que son semillas de equívocos, de futuros profesionales.

Llenate de los poetas que murieron en sus versos. Los que te vesan con uves puntiagudas, que rasgan la seda como tallo de rosa. Los que saben que no hay camino y se paran en el laberinto de tus desiertos. Ámalos por que no dan nada pero nada piden a cambio, por que leen en tus heridas y las curan con sus miedos.

LaRataGris


Recuerdos de una vida

1 julio 2013

 

Allí donde cayó muerta de hambre un cartel pide una ayudita. Es su forma de ser recordada, una especie de homenaje, su lapida y también un olvido anterior.

 

Pasando cada día, viendo su piel pegada a los huesos que ya no respiran, los caminantes entristecidos, le echan la calderilla que les pesa y aligeran monedero y conciencia.- No,- tartamudea su calavera- que ya no puedo ni moverme. Me cuesta una vida pedirte esto pero, tráeme la comida, dame de comer, resucitame o déjame desaparecer.- Y un papel lleno de palabras suplicantes la recuerdan allí donde ya no hay mas que polvo, donde la dejaron desaparecer.

 

LaRataGris