-Compadre-dijo C-¿Cómo coño conseguiste currar con Carmen?
-Seleccionaba siete señores – contesto S- simplemente solicite servirle.
-Pero para pasar- entró evidentemente P– ¿preparaste pruebas? ¿Perfeccionaste…?
-¡Calla! ¡contesta!- Señalo a cada uno en momentos parecidos
-Soy suertudo, supongo. Simulé ser superior.
-¿Cómo?
– Solo salió
-Muy Modesto, mamón. Me matas mientras mientes. Maldito mentecato.
-¡Silencio! ¡suenas soez! Si sigue salpicare sus sesos sobre su sillón.
– Mierdosa memez.
-Calma, camaradas.
-Pasa, permíteles pelear. Puñetazos, pellizcos,… patearos, putos pendencieros.
-Como contrincantes caeremos, como compañeros creceremos.
-Pero prefiero perder peso para permanecer. Partid permanentemente, pereced por preservar puestos.
-iSientate! ¡Silenciate! soliviantador, seamos sensatos.
-Claro.
-Solo somos… ¿sumamos?
-¿Veintitrés?
-¿Treinta y dos?
-Si
-No
-¿Quien quiere queso?
-Letras locas
-¡Abecedarios, armaos!
-Posteriormente paz, primero pelearemos.
-Guerra.
-unidad.
-Padecéis prisiones parecidas pero predicáis prohibiros, pensad papanatas. ¿Preferís perder? ¡Pelead!¡Pelead!
-¿Irónico?
-Mezcla.
– Disolución.
-Sumad siglas.
pero ni en la aparente unidad del abecedario lograron encontrar las palabras adecuadas, cada letra pensaba unicamente en su parcela del diccionario.
LaRataGris