Enemigos condenados

19 octubre 2021

Empezaron a dividirnos en dos grupos. Por un lado definían a los integrados; eran ganadores natos a los que nadie señalaba. Podían campar a sus anchas, incluso tener pequeños deslices perdonables.

Habían vendido su alma y eso era suficiente para triunfar.

Del otro lado estábamos los que perdíamos las batallas y, poco a poco, nos iban acorralando. Siempre nos dejaban un pequeño espacio para que pudiésemos sentirnos vencidos entre cuatro paredes. Reducían la riqueza de nuestro mundo prisión.

Luchar empezábamos a imaginarlo inútil, teníamos que contentarnos con gritarle la desesperación al aire.

Yo, que jamás había querido formar parte del sistema, me encontraba atrapado. Incluso mis guerras nacían muertas.

Y, aunque quiero acabar la historia con una revolución esta no depende solo de un escritor ¿Me ayudas a reescribir las últimas líneas?

LaRataGris


Todos los perdedores

12 noviembre 2019

Todos los perdedores

Vota Charlie


Perdedores

4 diciembre 2018

Perdedores

miscelania

 


Los cimientos del sistema

29 noviembre 2011

Manuel lleva toda una vida buscando huecos. Se desliza sobre luces encendidas para tener algo que ver, suplica pan en trabajos de esclavo y sonríe si le llega para sobrevivir un día más. Pero ya ha muerto varias veces sin vislumbrar alguna mejora en su nicho. Poco a poco se va quedando sin salvadores que lo resuciten, esta sólo con su hambre.

Arrastrándose regresa a las mansiones donde habitan los amos, con su lista de fracasos escrita por todo el cuerpo como presentación. Ha sido naufrago de un barco pesquero, pulgón en la floristería, pieza defectuosa en la cadena de montaje,… el agrio en la simpática multinacional de la carne. Aún le piden más vidas que demuestren su valía. Sin experiencia para los nuevos grilletes, sin preparación universitaria adecuada para recetar gominolas, demasiado caro para despiezarlo, demasiado entero para subvencionarlo.

Lo encierran en la realidad sin posibilidades de escape. Esta atrapado pero cree en el sistema, en la promesa, el sueño de una salida. Manuel sabe que sólo es una hormiguita, un don nadie, pero – Cada peon se tiene que esforzar por el bien de la construcción. Un pequeño sacrificio para el futuro.- Respira hondo el mensaje, lo hace suyo. Acepta las palabras que suenan cada media hora en la intraradio y no se rinde.- Tu país te quiere, tu país te necesita-.

LaRataGris.


El hombre sin principio

1 noviembre 2011

No recuerda. Camina por que es lo único que ha hecho siempre y si empezó mejor o peor no tiene importancia. El hombre sin principio intentó buscarse en su cabeza, gritó por si alguien sabía quien era y encontró la historia de personas importantes, de leyendas y habladurías. El sólo es un don nadie del que nadie dejó constancia.

Libre de memorias que lo arrastren decide cometer los mismos errores una y otra vez. Sin suponer un resultado se queda en un ahora de olvido, sin futuro ni previsión de tenerlo. Vive cómo si no le afectase la realidad.

La gente pasa de largo con las mismas derrotas, idénticas lagunas. No se hablan perdidos en la fugacidad y los contactos son rápidos y poco duraderos.

– Soy la una y cinco de uno de noviembre de dos mil once y me extiendo durante media hora- le responde la chica del bar. El la mira perplejo de que no le de un nombre, de que no quiera sexo pasajero y le explique una historia de treinta minutos.- Fue ahí cuando se decidió que no queríamos ser tan poca cosa, que queríamos ser parte de la historia y si no la reescribían para nosotros… nosotros mismos hablaríamos de ella. Yo explico lo de ese intervalo y por eso he adoptado el nombre más descriptivo posible. Si quieres puedes ser uno de nuestra memoria colectiva, escoge tus principios para que no sigamos tropezando con las mismas piedras.

En ese instante, el hombre sin principio, recordó algo importante y escogió un buen momento para ser una pieza de algo muy grande.

LaRataGris


Escenas de la muerte

23 marzo 2011

Cada vez que hay una guerra importante, de esas que suben la audiencia y calman la conciencia del que las condena, a la muerte le gusta sentarse a verla por televisión. Ella preferiría hacerlo con todas, contar los muertos desde la distancia sin tener que exponerse en un lugar tan peligroso, pero no siempre se pueden hacer un hueco en las parrillas de programación. Depende del partido del siglo, los capítulos para acabar la serie o la competencia de las demás cadenas…

Sea donde sea, este más lejos o cerca, siempre toma las mismas medidas de seguridad: un traje hermético, desinfectante y mascarilla de oxigeno. La muerte es muy hipocondríaca y siempre piensa que se le puede contagiar algo de la barbarie, aún con kilómetros de por medio, por lo que pudiera pasar, prefiere llevar el recuento tras el sofá.

Jamás escoge a los que fallecen, eso es cosa del destino, el azar o quizá es la vida quien los desecha…no es algo que le incumba, esta más preocupada por las matemáticas, el equilibrio…hay demasiados humanos y es una forma sencilla de mantener la plaga controlada. Hace una estimación de los que tienen que morir y mientras se supere ese número ella descansa en paz.

Hay días en los que recibe peticiones firmadas para acabar con aquellas locuras. Están todos los inocentes que perecieron, los «cobardes» que sin querer ir a luchar les callo una enorme bala desde el cielo, los daños colaterales,…todos los caídos en batalla, sin importar bando o neutralidad le piden por favor que no siga por ese camino. Y siempre se excusa con que es una mandada, que ya le gustaría, que que pena pero…sigue sumándolos al registro.

En sus largas listas no suele haber políticos ni instigadores. Muchas veces queda con ellos para ver los resultados finales, delante de un enorme bol de palomitas se reparten los fiambres y deciden quien ha ganado, quien se queda los países y las riquezas. Lleva tantos años haciéndolo así que ya no siente justicia o injusticia. Para ella son datos de un trabajo bien hecho, estadística e indiferencia.

LaRataGris