Amor de teatro

14 marzo 2023

Amor de teatro

Carlota era demasiado insulsa. De ella no le gustaban sus conversaciones innecesarias o su presencia anodina. Cuando se cruzaba prefería fingir no verla a tener que aguantarla.

Pero la conocía desde hacía demasiado. Se cruzaban cada día: cada mañana yendo al trabajo, cada tarde de regreso; casi siempre en el segundo vagón, en los únicos asientos libres que quedaban. Coincidían tanto que empezaron a hablarse antes de saber que podían odiarse. De una forma casual y fluida se cedieron mutuamente el asiento para luego sentarse el uno al lado del otro y reírse de cualquier chorrada. Eran días en los que no parecía importarles lo idiotas que eran.

-¿Qué tal? ¿Cómo te va?- sabiendo que la respuesta era invariablemente: Bien, igual que ayer.

– Empezamos a coincidir demasiado. Ja ja ja- decía en broma y de verdad. Daban un rodeo a los temas habituales y adiós muy buenas con sus sonrisas de compromiso.

Carlota, igual que él, fingía con desgana, mostrando la misma cordialidad tonta y forzada.

Cansado, un día, apareció con varias hojas fotocopiadas, llenas de conversaciones.

Ella escogió un personaje y él cada noche redactaba según la personalidad elegida. Ella empezó a hacer lo propio sobre su príncipe azul; le indicaba como acercarse, que decir y la manera más suave de acariciarle con algún poema. Poco a poco las palabras fueron tejiendo la dulce mentira que cada uno quería escuchar.

Si los separaba la gente se buscaban con la mirada y la apartaban deprisa si se cruzaban. Se enamoraban de lo que habían creado.

-Te he llegado a querer tanto, oh mi fantasía, que ahora es a mi a quien no soporto.

LaRataGris


El velo visible

29 julio 2019

Todo el mundo conocía la existencia del velo, no era invisible pero como si lo fuera. Preferían ignorarlo. No se tocaba ni se miraban los miserias que vivían tras la tela semitransparente.

No se fijaron ni cuando cayo soplado por una ráfaga de viento, como una voz en mitad de la nada. Se deslizó con suavidad, como si no estuviese sucediendo.

La elipsis alrededor del sol, el pan de la mañana que nunca será como el de antes, la amistad, la pena, la alegría …

El teatro continuaba con o sin verdad, evitando los peligros de saber, de sentir,… la necesidad de transformarse.

LaRataGris


El hombre invisible

16 abril 2015

El hombre invisibleGuia de lectura Vota Charlie, a la que pertenece esta Llegada a la tierra


En el crepitar de una llama

6 enero 2015

– Lo principal- se tranquiliza a si mismo- es no perder la calma.- La habitación en penumbras tras el nuevo apagón y, si es como siempre, serán mínimo tres días con sus tres noches. Ha empezado a ser tan habitual que la nevera guarda poco que se estropee y en la mesa, siempre, crepita una vela a punto de apagarse.

– ¿Estas…ahí?- Juno suele llegar arrullada por las sombras, demasiado tímida para cualquier lugar bien iluminado. Apoya la cabeza en la pared del rellano, la balancea dándose pequeños golpecitos contra ella. No son los golpes lo que atraen a Oliver, sabía que ella bajaría, siempre lo hace. Se acerca hasta la puerta y sin abrirla apoya la oreja para escuchar- No funciona la tele- nunca se da cuenta de lo que le rodea, la tele funciona o no funciona, el mundo no necesita nada más.

– Tranquila- intenta calmarla- tenemos que estar tranquilos.

Oliver jamas le abre la puerta, atraviesan la pared con palabras de consuelo, con los gestos invisibles. Tiene demasiado miedo a que ella entre y ella calla por que le asusta que el quiera invitarla a vivir.- Tengo una vela- le dice- quieres que te lea la guía de la tele mientras se apaga la llama, puedo intentar poner las voces.- y ella asiente por que sabe, que aunque no la vea, el se la acabara leyendo, convirtiendo el teatro del contacto en algo real.

Juno cierra los ojos y respira hondo- te quiero

– ¿Qué?- pero ella ya ha atrapado su osadía en jaulas de silencio. Al rato el hace por olvidar y comienza a leer.

– programa de las mañanas, líder de audiencia, seguro que hay mucha gente viéndolo con nosotros, creo que la presentadora ha metido la pata hasta el fondo…- y los dos ríen con alguna desproposito.

LaRataGris


«Teato» de dinero

3 agosto 2011

Primer acto. Velatorio.

Cortes, el dueño, presenta el pésame a la viuda. Besa su mano, le hace una reverencia, se inclina, se inclina, se inclina y se inclina hasta que el lumbago le obliga mirar hacía arriba con una sonrisa forzada.- A sus pies, señora- y cae literalmente empujado por el dolor.- Siento tanta pena por su marido. Que muriese así… de esa manera.

-No guardó ningún ticket- le responde ella con seriedad- Siempre le decía que me los diera, por si se intoxicaba, que yo pudiese reclamar con la factura en la mano. Que si se moría yo tuviese derecho a pedir una buena indemnización por la mala digestión pero… no hay pruebas.

Se levanta como puede y respira aliviado.- Le dejo una tarjeta por si alguna vez quiere volver a mi restaurante. Desde el incidente hemos mejorado el servicio.

-Adiós.

Fin del primer acto.

Cada uno elige un camino distinto. La Viuda llora el dinero que ha dejado de ganar. Mientras, el dueño, se siente bien por que ningún comprobante le obliga a pagar el funeral. El difunto se pregunta si debería resucitar en esas condiciones y el público no sabe por donde van los tiros.

Segundo acto. Cementerio

Aparece una ardilla en escena. Se queda en medio del escenario y no pasa nada. Palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras… cientos de ellas rellenando nada.

Fin del segundo acto.

La ardilla… el público.

Tercer acto. Fin.

Fin del tercer acto.

El escenario vacío. En la platea se escuchan murmullos de intranquilidad. Alguien reclama su dinero, gritan, rompen sillas…no sale nadie a calmarlos.

Apagan las luces del teatro y la violencia no para. Pasa una hora, dos,… mil años y, de repente, el biznieto de la ardilla original viene a dar una explicación.-Es la irrealidad que nos rodea.

Un iluminado recoge el testigo y se forma una mesa redonda. Pseudointelectuales cifran las repercusiones y el debate relaja a las fieras.-En este mundo, si vendes algo, te preocupa que si muere te pueda denunciar, no el simple acto de morir.

Fin.

Acaba con la ilusión de que les ha servido de algo, han aprendido y los mil años de lucha parecen justificados.

LaRataGris