Caída en capital

30 noviembre 2018

Caída en capital

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Dos bandos

13 abril 2017

Dos bandos


Paraíso para uno

2 agosto 2016

No podíamos permitirnos el paraíso, al menos no todos a la vez. Sorteamos una semana y, a piedra, papel, tijera, decidimos quien comenzaría el primer turno. Mamá preparo la maleta en una milésima de segundo, antes de que cambiasen las reglas y su triunfo fuese revocado.

Los que nos quedamos lo hicimos soñando oler los flores de un Edén artificial; perfecto, lejos de nuestros rutinarias vidas. Mirábamos con recelo a mi hermana, en un año seria la próxima afortunada. Parecía ser la más feliz de los tres y aún así no la odiábamos demasiado porque eramos personas civilizadas.

Cuando mamá regreso llena de vitalidad la escuchamos absortos, intentando paladear cada uno de sus recuerdos. Sobrevivimos haciendo nuestras sus experiencias, fingiendo que no quedaba nada para las que de verdad nos pertenecerían.

Hicimos una piña, en dos años mi paraíso sería real por siete maravillosos días. No iba a matar a la tata, no forzaría que mi semana llegase un poquito antes.

LaRataGris


El clon muerto

25 enero 2016

Aunque ya no era el hombre del momento el doctor F conservaba cierto glamour de las estrellas de cine clásico.- un fuerte aplauso-el presentador lo recibe con algo de frialdad mientras le pide al público que sea totalmente efusivo.

– Siéntese- le señala un sofá que parece recién comprado. Con precisión robótica respira la primera pregunta, demasiado suave e intrascendente. Poco a poco el tono va subiendo hasta tenerlo acorralado por todos sus pecados.

– Cuando acepte venir- intenta que recapacite y vuelva a la amabilidad inicial- fue para hablar de mis actuales trabajos en el campo de la clonación.

– El doctor,- el Showman parece ignorar sus palabras. Se levanta con los brazos en cruz y una sonrisa forzada de ironía- el semidiós necesita buena prensa. ¿qué le ofrecemos en Variedad de vainilla?- el público de la doble V es explícitamente obsceno en gestos y sonidos. Entonces el regidor corta el alboroto con un movimiento rápido del brazo mientras Jimi regresa a su butaca-¿Dígame doctor, cuando volveremos a ver algo como lo de Hitler?

– Cometimos errores,- perdido intenta defenderse- en aquella época los clones eran considerados como objetos, eran desechables e hicimos muchas barbaridades. No todas fueron culpa de la empresa. La gente…

– Claro,- vuelve a interrumpirle- ustedes promovían un juego insano de asesinatos

– Eran clones

– ¿cómo?

-Digo- dudando- que…eran clones.

– Claro- ríe cínicamente- fue una lástima que después de ser clones adquiriesen su propia conciencia ¿verdad? Eso tiro por tierra toda su investigación.

– Bueno, eran dictadores- al principio nadie se quejó por poderle pegar un tiro a un hijo de puta.

– Pero luego nos volvimos blanditos¿no es cierto, doctor?- hace una pausa que no espera respuesta. En cuanto vislumbra una no le deja meter baza y sentencia- sabe que por su culpa, ahora tenemos un montón de Adolfitos con su bigote ridículo y bien repeinados pululando por ahí? ya no podemos dispararles en la nuca o nos convertiríamos en ellos ¿sabía eso, doctor?

-No- baja la mirada y el público se lanza como un lobo, a la yugular. Entonces el regidor retiene a la turba para que no molesten a los anunciantes. El doctor queda como un reflejo de lo que era, un cuerpo sin vida, el clon imperfecto de un recuerdo.

LaRataGris


«Teato» de dinero

3 agosto 2011

Primer acto. Velatorio.

Cortes, el dueño, presenta el pésame a la viuda. Besa su mano, le hace una reverencia, se inclina, se inclina, se inclina y se inclina hasta que el lumbago le obliga mirar hacía arriba con una sonrisa forzada.- A sus pies, señora- y cae literalmente empujado por el dolor.- Siento tanta pena por su marido. Que muriese así… de esa manera.

-No guardó ningún ticket- le responde ella con seriedad- Siempre le decía que me los diera, por si se intoxicaba, que yo pudiese reclamar con la factura en la mano. Que si se moría yo tuviese derecho a pedir una buena indemnización por la mala digestión pero… no hay pruebas.

Se levanta como puede y respira aliviado.- Le dejo una tarjeta por si alguna vez quiere volver a mi restaurante. Desde el incidente hemos mejorado el servicio.

-Adiós.

Fin del primer acto.

Cada uno elige un camino distinto. La Viuda llora el dinero que ha dejado de ganar. Mientras, el dueño, se siente bien por que ningún comprobante le obliga a pagar el funeral. El difunto se pregunta si debería resucitar en esas condiciones y el público no sabe por donde van los tiros.

Segundo acto. Cementerio

Aparece una ardilla en escena. Se queda en medio del escenario y no pasa nada. Palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, palabras… cientos de ellas rellenando nada.

Fin del segundo acto.

La ardilla… el público.

Tercer acto. Fin.

Fin del tercer acto.

El escenario vacío. En la platea se escuchan murmullos de intranquilidad. Alguien reclama su dinero, gritan, rompen sillas…no sale nadie a calmarlos.

Apagan las luces del teatro y la violencia no para. Pasa una hora, dos,… mil años y, de repente, el biznieto de la ardilla original viene a dar una explicación.-Es la irrealidad que nos rodea.

Un iluminado recoge el testigo y se forma una mesa redonda. Pseudointelectuales cifran las repercusiones y el debate relaja a las fieras.-En este mundo, si vendes algo, te preocupa que si muere te pueda denunciar, no el simple acto de morir.

Fin.

Acaba con la ilusión de que les ha servido de algo, han aprendido y los mil años de lucha parecen justificados.

LaRataGris


Plomo por libertad

7 diciembre 2008

Plomo por libertad