
¿Colegios de ayer, hoy y siempre?
2 diciembre 2022Amanece
22 julio 2013
Amanece el día de siempre. El de correr, estresarse y agachar la cabeza.
Amanece, el día de siempre. Correr, ansiedad y humillarse.
Amanece el mismo día. Prisas, angustia y el amo.
Amanece. Deprisa, para y lo que usted diga.
Amanece sin novedad.
Amanece.
Amanece y un día de regalo en el que acumularte y recuperar todo lo que te han robado durante la semana. Pero estas tan cansado, tan jodido y con tanto por hacer en casa que saludas de pasada a los que quieres, envías un mensaje a los amigos y te derrotas hasta que, un día después, amanece…seis amaneceres a la semana y un único amanece….
LaRataGris
Las fórmulas caducadas
14 febrero 2012Mosca no sabía cómo había entrado. Seguramente pasó por una pequeña rendija, una puerta que se abrió y cerró en apenas un segundo y se la comió. Quedó atrapada en un lugar tan grande que podría haber fingido que era un mundo nuevo por descubrir. Pero, claro, aquel planeta estaba rodeado de cuatro paredes, le pesaba un techo y no corría aire o luz. Allí no podía ser feliz. Se sentía extraterrestre colonizando una tierra yerma, sin oxígeno ni las condiciones adecuadas para crearlo.
La única ventana que parece mirar el cielo azul esta protegida por un campo de fuerza invisible para mosca. Una vez y otra vez se lanza como una kamikaze, chocando la cabeza contra un enorme catacrok que no la lleva a ninguna parte.
Decide trazar planes distintos; coger carrerilla y estamparse en línea recta, zigzagueando, entrando en diagonal… da lo mismo, siempre llega a ese punto en el que vuelve a destrozarse contra la fría membrana que la retiene, siempre tiene que volver a gritar de rabia mientras busca otras formas de ir directa contra el cristal.
Mauricio la mira en sus intentos vacíos y, al final, conmovido, decide ayudarla. Atontada por los golpes es fácil de atrapar y enviarla con la fuerza, que ella no tiene, contra el mismo punto cerrado con idéntico resultado. No se desanima, motivado por la perseverancia de la mosca se inventa una forma de darle más impulso, algo loco que no parece que vaya a funcionar hasta que, montado, se sorprende con su complejidad. Tres tirachinas que rebotan, que activan un mecanismo basculante bajo el peso de mosca que, gracias a los innumerables cálculos, irá incrementando su velocidad y fuerza de manera exponencial, hasta poder traspasar la ventana.
De nada sirven los gritos de su madre pidiéndole que abra la puerta, Mauricio prefiere hacer variantes sobre el sistema contrastado. Así son las cosas que no le dan miedo, la mosca tendrá que seguir dándose cabezazos con la misma intensidad con la que los gobiernos rescatan bancos… hasta el fin de sus días.
LaRataGris