Nos empeñamos en esconder la tristeza entre luces de colores. Construimos paraísos artificiales y así evitamos aprender a convivir con ella. Su sola mención se nos hace insoportable porque no somos capaces de asumir que en la vida no todo es maravilloso y no pasa nada.
Como un reflejo de su vida el viento sopla con furia. Balanceándolo mientras se sienta frente al abismo.
– ¿Te vas a tirar?
– No – mira a la ventana que parece hablarle con forma de mujer-. Sólo estoy reflexionando sobre mi vida.
– ¿Al borde de una cornisa?-hace una pausa en la que no espera respuesta y-. Te acabaras tirando.
– No,… solo estoy…
– Sí, sí; reflexionando. La vida nunca es lo suficientemente buena como para que no te deprima. Mira nuestro barrio; el edificio está que se cae hacia arriba, igual que nosotros. Los políticos van a lo suyo, el mundo apesta y ¿qué hacemos por cambiarlo? Continúa reflexionando al borde de un vacío de nueve pisos de altura ¿Quieres que te diga donde acabarás chafado? Un pasito y pum, el coyote no vuelve a levantarse.
¿Prefieres que me siente en la terraza? – dice apartándose.
– Me da lo mismo. Pero, si te tiras desde la azotea, avísame que recoja la ropa. Acabo de tender y el último ya se me la llevo por delante. No quiero tener que bajar a recuperarla de un charco de sangre ¿Sabes? La sangre se quita fatal.
– Eres más práctica que yo.
– No tengo tiempo para tonterías. Entonces ¿Qué? ¿recojo la ropa?
– No.
– Genial. Me voy dentro que tengo cosas que hacer. Si cambias de opinión avisame primero , estoy en el tercero cuarta.
-Puede que baje a visitarte.
– Pero si vienes deja tus mierdas fuera, necesito ayuda, no problemas.
– Lo tendré en cuenta. Y oye, si te parece bajaré por las escaleras.
¿Cómo murió Fran? Siempre hay leyendas sobre la muerte de algunas personas, como si no existiese un termino medio para poder explicarlas.
Mueres de viejo, por enfermedad, quizá en un accidente fortuito; mueres, en definitiva, de algo más o menos natural. Atropellado, si caes sospechosammente por la ventana, es algo común, dentro de cierta, digamos, normalidad.
Pero ¿Y si tiene que ver con una sustancia prohibida, un asesinato probado, un suicidio o algo más artificial?
Para los amigos de Fran no había duda. Siempre había vivido deprisa y estaban seguros de que murió lanzada, sabían que ella lo habría querido así.
No iban desencaminados. Cuando se vió atrapada en el primer grupo, el de muerte natural, ella mismo preparo todo un escenario para que nadie cometiese el error de verla envejecida.
Derramo alcohol por todo el coche, atiborro la guantera a todo tipo de estupefacientes y apretó el acelerador con todos sus fuerzas para que se encontraron el coche totalmente ahogado.
Pero, en realidad, no le quedaban demasiadas fuerzas. Aparcó, esperó la muerte.
La autopsia fue clara, estaba limpia, se fue de forma natural pero, sus amigos, sabían la verdad: había muerto como había vivido.
Cada cinco minutos sonaba la alarma para recordar que nadie había apagado la primera. Casí una hora después y seguía sin aparecer ese nadie dispuesto a calmarla.
BZZZ, entró al trapo una llamada del móvil, vibrando al ritmo del despertador.
Tititi la alarma, Bz Bz, el móvil intercalando silencios. Plic plic, goteaba el grifo mientras, desde el trabajo, Bz, insistían para enterarse el por qué llegaba tarde.
DJ Loco, representa, gritó en mitad de la escena.
Plic, bz plic bz plic, tititi plic Bz, Dj Loco, bzz titititi bz, plic titi Dj Loco.
Un número uno inmediato: la canción de la muerte acaba con una patada en la puerta y sirenas.
Mezclado y remasterizado por Dj Loco, el ritmo del morbo, lanzado antes de que el suicidio tuviese éxito, y calla el presentador, fade out de la música, Dj Loco bz, PLOC NINO NI.
Tras unos meses de duro trabajo te quiero presentar mi nuevo cómic. Totalmente pensada para digital, un cambio de registro a lo que estas acostumbrado a verme, pero manteniendo la esencia. Una historia sin textos de apoyo que te llevara donde tu quieras ir.
Te lo he subido en Payhip y a Lektu para que lo disfrutes.
Frágil, como una muñeca de porcelana demasiadas veces reconstruida, su mente sobrevivía colgada de un fino hilo a punto de romperse.
Cualquier cambio era, para Oscar, un choque de trenes sin supervivientes.
Se había machacado durante tantos años, hasta convertir su cabeza en una gelatinosa papilla que a duras penas servia para mantenerlo con vida.
Su mejor amigo, Alberto, le había acompañado por el mismo camino de autodestrucción. Sorprendentemente aún podía articular alguna palabra.
Él, Oscar, intentaba ser su apoyo, aunque también estaba para que le diesen una muleta.
Los días pasaban recordando los años salvajes; repletos de inmortalidad, los buenos viejos tiempos a los que no había forma de regresar.
-Somos una carga que no se divierte. Se decían con la mirada- ¿qué sentido tiene la vida estando muertos?
Oscar limpió los labios agrietados de saliva seca. Esta vez esperaba acertar con la dosis, desde luego la comida sabía a rayos, una buena señal para dejar de ser un peso muerto.
la castración emocional es una novedosa técnica, muy valorada por las empresas de este siglo. Aunque, en realidad, es tan antigua como el ser humano. Lo verdaderamente revolucionario es que actualmente se sirve de diferentes productos químicos que la hacen más efectiva.
¿Ha sentido alguna vez que odia su trabajo? ¿Qué estaría mejor en casa, con sus familiares y amigos? ¿Con su gato? ¿con su perro? o tal vez ¿en soledad? ¿siente que está perdiendo su tiempo en un trabajo repetitivo y sin sentido?
La castración emocional soluciona estos y otros problemas. Deje de sentirse una mota de polvo en el universo, sea esa mota y alégrese por ello. Sentir amor, odio, indiferencia,…olvídese de las necesidades y podrá avanzar en una profesión que, sin ser estimulante, no le invitara al suicidio. Viva como marcan los tiempos que corren. Sea un vegetal automatizado y crea que el futuro es multicolor. Castre sus emociones.