El retornado
25 mayo 2017Los malos
9 noviembre 2015– Apaga las luces- últimamente el presidente multiversal esta demasiado sensible. Le molestan los brillitos, los olores, los ruidos,…-¡ No formes ese alboroto para bajar el jodido interruptor!
Le gustaba sentarse en su elegante despacho, escondido del mundo- pronto llegaran los malos ¿Sabes cuando llegaran los malos? Ojala nunca lleguen- y cruzaba los dedos para que jamas sucediese.
Los malos eran los otros, los que no pensaban igual que él. A la gente le gustaban los malos, coreaban sus nombres y los empujaban para que tomasen el poder. No había legión capaz de detenerlos sin matar primero al pueblo entero. Había intentado asesinar a su líder y, de hecho, le habían disparado, por orden presidencial, una bala entre ceja y ceja. – lo he destruido y le siguen aclamando- se derrumbaba sabiendo que una vez muerto le seguirían votando, el cadáver ya no podía defraudarles. La gente se había sentado, esperaban sin hacer nada, toda su actividad se reducía a ver venir los malos, igual que el presidente, aunque ellos necesitaban que apareciesen y echasen a los buenos.
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Que todo cambie…
27 julio 2015– Donde digo Diego…- el presidente multiversal hablaba un chino muy castizo. Se equivocaba y rectificaba porque era blanco un día, negro si le cambiaban los vientos, podía pasar por rojo si no le implicaba marcharse por el camino de la izquierda. Era una apariencia estética para mantener contentos a sus votantes y a sus posibles votantes.
Levantaba los brazos y sin apenas mover los labios- prometo- y prometía papel mojado que a pesar de todo demasiados creían seco.
Pero la gente estaba cansada de tanto blablabla, por eso lo volvieron a elegir mientras las malas lenguas seguían criticando. Es curioso como el universo disfruta de la ironía con tanto tonto suelto.
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Control apocalipsis
13 octubre 2014Dentro del televisor una imagen de otra pantalla, en este caso apagada. Un guante pegado con cinta aislante a un traje amarillo apareció entre ambos, encendiendo el segundo aparato.- El ébola- comenzó a leer entre tartamudeos- ha puesto a nuestro país en el mapa internacional. Por fin se nos tiene en cuenta.- Acto seguido el mismo guante le dio al botón y el presidente del gobierno dejo de estar allí.
– Un, dos y- el director bajó la batuta para dar la entrada de los primeros acordes del pasodoble. El tren de alta velocidad se acercaba lentamente al anden, como si diera pie a los curiosos para que se aproximaran al sonido de la orquesta. Estos, los cotillas, llegaban con vítores y aplausos, intuyendo una visita importante.
Los primeros en bajarse fueron unos agentes que intentaban pasar desapercibidos cuchicheando entre ellos por el pinganillo implantado. Uno asintió con la cabeza y los músicos se apresuraron para que las últimas notas coincidieran con la bajada del plasma presidencial seguido de un generador portátil. – el ébola- recito el discurso de las últimas semanas- es una enfermedad del futuro. Nuestro país no podía perder ese tren y por eso hemos sido pioneros en su importación a Europa.- Acto seguido invitó a la portadora a unirse al mitin.
Apareció como un cadáver, ayudada a caminar por varios enfermeros vestidos de arriba abajo con papel celofán amarillo, abrochado con esparadrapo y una pequeña obertura bajo la nariz por la que respirar. Zarandearon sus brazos átonos, para aparentar un saludo y luego la improvisada congregación fue abrazando a la enferma.
– No temáis- les azuzaba el presidente mientras la guardia secreta los empujaba- hemos estudiado el protocolo más eficaz.
La gente, alérgica a la muerte intentaba huir sin esperanza, sabían que en cualquier ciudad a la que quisieran escapar llegaría la caravana.
Epiloco.
– Tuturututu- suenan regias trompetas y una salva de siete cañonazos saludan a la tostadora europea. El jefe de protocolo inclina el televisor hasta que su pantalla roza el suelo. Mientras, dentro, el presidente del país, balbucea: «a sus pies, ama»
– Dicen mis informadores- bramo la presidenta de la unión- que todo ha salido según lo planeado
– Si, mi ama- musito sin despegarse del mármol- hemos sembrado el caos mientras pedíamos calma y confianza.
– Perfecto.- mientras hace una tostada de forma eficiente- Sinceramente, creí que tu gobierno la cagaría.
-No, mi ama. Hemos seguido las directrices marcadas. Todo esta donde debe.
– Mejor para ti. Por ahora puedes seguir en tu puesto, ahora le toca a las farmacéuticas controlar el apocalipsis desatado.
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