
Los buenos, los malos y los otros
1 marzo 2022La llave escrita
4 junio 2018El cuento no era gran cosa, quizá por eso era tan buen cofre. Una historia de príncipes y princesas, de corte clásico. Ella: meliflua, enfermiza; él: gallardo, apuesto, salvador.
No aportaba nada a la realidad excepto una pequeña llave escrita. Ningún adulto era capaz de distinguirla, incluso a algún niño se le escapaba que en la frase «… Era un canalla veterano en mil refriegas» Justo allí, se escondía la llave.
Era la presentación del malo, malísimo. Resulto ser más progresista que los buenos.
Al leerlo de forma rápida y apresurada se desdibujaban las palabras y, sobre los páginas del libro, se formaba una pequeña puerta por la que solo cabía un cuerpo de pequeño. Necesitabas imaginación para poder abrirla pero quien la veía ya no podía cerrarla.
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A plátano y eso…
8 agosto 2017– Jugamos a ese que uno se llama Plátano y otro Lagartija Nick, hay unos malos que esconden un tesoro y lo tienen que encontrar los buenos- Este es el título de su juego favorito, lo dice de carrerilla, sin apenas parar a respirar entre palabra y palabra.
Dos de sus muñecos, un cilindro con ojos y un dragón antropomorfo, se enfrentan al interior de unos rollos de papel de Water a los que les hemos pintado cara de muy malvados, pero simpáticos. se adentran en el bosque, exploran cuevas que fabricamos con una manta de césped y viajan a la luna o marte en cohetes hechos con el mismo material con el que fabricamos a los enemigos.
En sus palabras-Esto está muy bien por que nos preparamos muy bien la historia y luego hacemos como si no supiésemos lo que va a pasar.
Lo malo es que acumulas muchos esqueletos del papel de water, lo bueno es que es infinito siempre que te quieras tirar al suelo a jugar. Otra opción es decirles que sólo juegan con maquinitas
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Regreso al miedo
16 noviembre 2015Amanece, tengo miedo. El viento sopla, le gente se cruza, la tierra gira y gira,… El mundo predecible, impredecible, asusta.
Me visto con la confianza del sastrecillo valiente. Aún sabiendo que la realidad es otra, muy distinta a la que él predicaba: Siete de un golpe, los gigantes me destrozaran por que soy incapaz de matar ni una mosca. Te mataran, has de matar: esa es la consigna.
Al menos, con esos seres enormes, sabes donde apuntar. Aquí los malos son etéreos, que miedo que si disparo es a inocentes y no me ha de importar.
Ratones, arañas, peras, casas, terrorista, estado, amanece….que horror. Necesitan que tenga miedo de los míos y de los otros. Necesitan que no tenga nada que decir y así decidirán mis afirmaciones y mis negaciones, estaré anulado.
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Los malos
9 noviembre 2015– Apaga las luces- últimamente el presidente multiversal esta demasiado sensible. Le molestan los brillitos, los olores, los ruidos,…-¡ No formes ese alboroto para bajar el jodido interruptor!
Le gustaba sentarse en su elegante despacho, escondido del mundo- pronto llegaran los malos ¿Sabes cuando llegaran los malos? Ojala nunca lleguen- y cruzaba los dedos para que jamas sucediese.
Los malos eran los otros, los que no pensaban igual que él. A la gente le gustaban los malos, coreaban sus nombres y los empujaban para que tomasen el poder. No había legión capaz de detenerlos sin matar primero al pueblo entero. Había intentado asesinar a su líder y, de hecho, le habían disparado, por orden presidencial, una bala entre ceja y ceja. – lo he destruido y le siguen aclamando- se derrumbaba sabiendo que una vez muerto le seguirían votando, el cadáver ya no podía defraudarles. La gente se había sentado, esperaban sin hacer nada, toda su actividad se reducía a ver venir los malos, igual que el presidente, aunque ellos necesitaban que apareciesen y echasen a los buenos.
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Violent-ando
6 mayo 2013¿ Quieres saber la verdad? Allí había mucha gente que no esperaba cambiar el mundo. Estaban frustrados, atrapados en una situación incontrolable que los consumía hasta que solo les quedaba gritar, y necesitaban hacerlo. Aquel era un buen lugar para romperse la voz.
Las manifestaciones eran una especie de válvula de escape, cada vez acudía mas gente y, aunque supusieran su inutilidad, daba mala imagen del amo. Por eso empezó a acorralarlos. La mala prensa los volvió terroristas para poder aumentar las medidas represoras sin demasiadas quejas. Más antidisturbios, más penas, más malos, más y más para que cada vez acudieran menos. Lo consiguieron, desconvocaron todas las manifestaciones. Ya no hubo más huelgas, se transformaron en sabotajes, luchas encarnizadas, ….violencia. Y, ¿sabes? no es que unos cuantos se revolucionasen, es que la mayoría silenciosa, esa que nunca hace nada, lo aprobaba y empezaba a tener ganas de bailar con la más fea, la revolución inminente estaba a punto de llegar.
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Los lobos de Luna
17 diciembre 2012El año en el que nació Luna, sus papás le compraron una cuna, un carrito, un parque de juegos, humidificador, walkies, videocámara, ropa, mucha ropa, más ropa de la que se podría poner en toda una vida, cuarenta y tres pares de zapatos, peluches, mantitas, un amigo imaginario, chupetes, biberones y un millón de trastos que en aquel momento no podían llegar a imaginar lo inútiles que eran. Guardaron todo aquello en la que sería su habitación y, como ya no cabía nada más, ni tan siquiera la pequeñísima niña, se la llevaron a dormir a su cama, dónde podían abrazarla mientras descansaban y ella tomaba tetita.
Para Luna aquella era una habitación oscura, llena de sombras terribles y danzarinas. Cuando tenía que entrar su suelo crujía como aullidos de lobos tristes y su aliento era de miedo y gritos. le gustaba tan poco que siempre le pedía a su papá que la cerrase con muchos cerrojos, que le pusiera un candado y la llave se la llevase cualquier viento de paso. Sobre todo, no quería que aquel cuarto continuase mirándola fijamente mientras se relamía de hambre, quería que se lo llevasen de su casa para siempre.- Pero- le dijo un día su papá- esa es tu habitación, no podemos deshacernos de ella.-
La pobre niña se asustó tanto que dió un bote hasta los brazos de mamá y, llorando desconsoladamente, le pidió que no la dejase dormir allí solita nunca jamás.- Tranquila- la besó suavemente- no hace falta que duermas ahí si no quieres.
Luna dibujó un Sol enorme sobre una cajita de cartón, lo recortó con papá y lo pegaron en la habitación mas triste de la casa, para que nunca lloviese en ella. Mamá no dejaba decirles que no hacía falta, que con o sin Sol jamás llovería allí dentro. Y lo cierto es que desde entonces no ha caído ni una sola gota de agua sobre aquel suelo. Así que, a pesar de las reticencias, aún no ha podido decir que no haya funcionado, aunque la habitación siga estando triste.
Una noche los lobos que crujían el suelo salieron por el pasillo hasta la habitación de los padres, cogieron con delicadeza un bracito entre sus grandes colmillos y arrastraron suavemente a la niña hasta su cuarto.
Cuando la pobre se despertó sola, rodeada de aquellos ojos amarillos, lloró tanto que se dibujó un río sobre el suelo, gritó tantísimo que se hizo un rumor de viento entre las cuatro paredes y se cansó de tal manera que volvió a quedarse dormida a pesar del miedo que estaba pasando.
Cuando llegaron sus papás, asustados por el llanto, dormía inquieta sobre una cama de lobos gruñones.
-Ella nos pertenece- dentelleó el viejo lobo que vigilaba la puerta- No podéis venir a raptarla de su cuarto.- Acto seguido les enseñó unos dientes feos y sucios mientras les señalaba con el hocico el lugar por el que habían llegado y por el que podían marcharse.
Sin asustarse, sus papás, hincharon el pecho para parecer algo más grandes de lo que se sentían en ese momento. Con la voz mas firme que pudieron le dijeron a los lobos si le habían preguntado a ella dónde quería dormir- Puede que vosotros seáis los ladrones y no nosotros.-
Los lobos se miraron extrañados. Llevaban tanto tiempo autocompadeciéndose que se habían olvidado de los sentimientos de la niña. Se sentaron a esperar que despertase y, con la mejor sonrisa que puede tener un lobo, le preguntaron por lo que quería hacer ella.
-Me dáis miedo y quiero estar con papá y mamá- Los lobos, más tristes de lo que jamás habían estado, agacharon la cabeza y escondieron el rabo entre las piernas. Ellos nunca habían querido asustarla, sólo necesitaban jugar con Luna porque se aburrían. Pero, ahora, creían que eran demasiado malvados como para estar con ella.- Pero- dijo Luna- si dejáis de asustarme vendré a jugar con vosotros.
Los lobos no podían creérselo, abrazaron con sus patitas peludas a la niña que no quería verlos tristes y le prometieron que jamás volverían a asustarla. Entonces, entre todos sacaron los trastos inútiles que ensombrecían la habitación. Dejaron el río que había llorado Luna para no olvidar lo sucedido, el viento murmurado para siempre sentirse acompañados y el Sol de cartón para que no lloviese nunca. Pintaron árboles en las paredes, lanzaron confeti verde por el suelo y la habitación de Luna se convirtió en el bosque de los lobos felices. Tan contentos se pusieron que cantaron una canción y toda la familia se puso a bailar con aquellos aullidos a Luna, hasta que fue muy tarde y cayeron rendidos al suelo, donde durmieron toda la noche.
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