Parecía un poeta

17 noviembre 2025

En sus largos trayectos en metro Andrea se escondía tras las páginas de un libro. Eso la volvía invisible a los extraños que viajaban con ella.

Fue el poeta quien no pudo dejar de mirarla mientras pasaba las páginas entre suspiro y respiración.

-A veces encuentro una flor en el desierto ¿Qué letras la habrán atrapado?- Se preguntó en prosa. Pero había forrado con papel de periódico la supuesta novela y él solo veía la pálida mano pasando páginas.

Un año vigilante antes de dar un primer paso; ella había desaparecido casi todo noviembre y la había echado de menos.

-Habrás estado enferma-pensó en decirle mientras se acercaba.

Aún se le notaba el rubor que la había alejado, la debilidad implícita en sus gestos. Antes de abordarla leyó por encima de su hombro, respirando el mismo compás.

-Casi te pierdo, mi amor.- como un susurro que ella intenta ignorar-. Te he echado tanto de menos que prácticamente no he vivido.- Asustada, ni se movió.

Mentalmente, el poeta, había anotado los libros que intuía en la emoción de su cara, con cada aventura le tejía el traje para una personalidad imaginada. Folletines para una chica soñadora.

Un día carraspeo antes de preguntarle la hora.

-Las dos y media- respondió cada vez más incómoda.

-Seguro que pasan algunos minutos, pero no te lo tendré en cuenta.

Cada dos días le repetía-¿Tienes hora?- Cada dos días ella pasaba más miedo-. Al final tendré que comprarme un reloj para no molestarte. Me llamo Ferran.

-Andrea- le dijo sin querer mirarle.

– Pareces tímida- pensó en voz alta- tendrás que cambiar.

Andrea llevaba más de un año viendo a Ferran. Siempre la miraba mientras ella procuraba disimular su nerviosismo. Se cambiaba de vagón y el aparecía. Adelantaba su viaje, lo atrasaba y él parecía conocer cualquiera de sus rutinas, sus giros programados.

Después de un año ya no tenía bastante con el metro; bajaba en su misma parada, aceleraba el paso hasta igualarlo.

Caminaba a cierta distancia, aprovechando las sombras para pasar desapercibido pero era imposible no verlo.

Empezó a correr para llegar a un trabajo que él ya conocía. Salía mirando en todas las direcciones y lo más rápido que podía regresaba a la seguridad de su casa.

Únicamente se sentía segura los domingos cuando atrancaba la puerta con siete cerraduras y nadie entraba ni salía de su fortaleza.

No sirvió de nada. Una mañana la asaltó a dos calles del metro. Llevaba un libro de poesía y cloroformo; llevaba muchas ganas de hacer lo que quisiera y Andrea desapareció.

-¿Te gusta?- Estaba atada a una silla de mimbre, con un libro abierto en el regazo con las letras apuntando en la dirección equivocada-. Lo siento- dijo mientras lo recolocaba hacia su invitada. Señaló una palabra al azar-. Me he fijado lo mucho que te gustan los libros de aventuras. Esté parece de los buenos.

Pasó las páginas al ritmo que creía que se tenía que leer. A veces demasiado deprisa, a veces más calmado; miraba el párrafo, contaba las conjunciones que le aceleraban. Se detenía en los puntos. Pero ella no leía- ¿Qué es tanto lloro? así no vas a poder leer nada.

-Por favor -respondió la prisionera-, deja que me vaya, no se lo contaré a nadie.

-¿Qué no vas a contar? ¿acaso ha pasado aquí algo que tu no hayas querido?- la golpea contra el suelo. Se le escapan las ideas en forma de sangre:»Es que no hay nada que contar», escribió el poeta con la nueva tinta roja.

No había días en la habitación. El poeta la alimentaba, ella olía su propia mierda y orín acumulados. Había pretendido controlar sus esfínteres sin suerte, tuvo que dejarse, olvidarse del pudor

-Por favor, deja al menos que me limpie.

– Me gusta como pides las cosas, tan educada, tan leída.

-Por favor….

le dió un beso condescendiente, en el pelo pegado por la sangre seca.

-Te quiero-.y se fue dejándola atrapada en la oscuridad más absoluta.

– Por favor, déjame salir. Haré lo que quieras.

Las capas de  mierda, la falda un cartón de meados, la mirada perdida. El poeta observó con preocupación cómo se consumía su invitada.

¿No te está gustando el libro?- sin respuesta.-¿No lees?- miró las moscas que zumbaban sin interés-. Pensé que tú serías distinta, especial. Lo nuestro ya no funciona.

En diciembre conoció a otra. Se escondía tras un libro electrónico. La retroiluminación hacía que brillase como la luna brilla con el sol.

-Nunca me cansaré de ti- se dijo más para él que para ella-. Te amaré para siempre.

Mientras, su otro amor para toda la vida, moría de hambre en un sótano sin ventiLación

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El velo visible

29 julio 2019

Todo el mundo conocía la existencia del velo, no era invisible pero como si lo fuera. Preferían ignorarlo. No se tocaba ni se miraban los miserias que vivían tras la tela semitransparente.

No se fijaron ni cuando cayo soplado por una ráfaga de viento, como una voz en mitad de la nada. Se deslizó con suavidad, como si no estuviese sucediendo.

La elipsis alrededor del sol, el pan de la mañana que nunca será como el de antes, la amistad, la pena, la alegría …

El teatro continuaba con o sin verdad, evitando los peligros de saber, de sentir,… la necesidad de transformarse.

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La Araña Invisible

11 diciembre 2018

En un rincón en sombra, casi invisible, Doña Fernanda la araña, espera paciente. El tiempo es algo húmedo y pocos insectos se quieren adentrar en su casa, pero ella no tiene prisa.

-¿Me permite un instante?- Siempre se desliza sobre sus invitados, con algún saltito si el hambre se le hacia una eternidad y su presa estaba a tiro.

Si que, al invitado, lo empaquetaba en un instante, lo envolvía en fina seda pero luego lo reservaba hasta que tu estomago le marcase el momento de secarlo poco a poco. Nunca perdía su amabilidad, ni la sonrisa, pero no era cosa de un momento.

La mariposa, no la mas bonita de su especie pero si de colores fantásticos, ella, que ya había perdido algunos amigos en trampas similares, contesto rápida.

-Lo siento, tengo prisa – y en su empeño se arrancó las delicadas alas.

Apenas podía volar. La gente miraba su cuerpo tullido, preocupada de lo mucho que se había estropeado- Ahora, eres tan fea como yo-le dijo el gusano. fea e incompleta

La araña en cambio, invisible en su atalaya, no se preocupaba por lo horrible de su presa, a ella le preocupaba quedarse sin comer y que el resto de insectos aprendiese a escapar .

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Hermoso plástico

19 junio 2017

– A su edad…-las palabras del doctor resonaban en su cabeza, no por que se acordase de ellas pero, llevaba al menos veinte años escuchándole esa historia a sus padres- la gente no suele escoger al mejor cirujano.- Evidentemente pretendía hablar de si mismo- Son cuerpos jóvenes que no parece que vayan a necesitar luchar contra el paso del tiempo. Se contentan con eliminar estos feos pliegues.-y aquí los progenitores le explican que empezó a señalar sus rollizas carnes de recién nacido- Hay que pensar en el futuro.

Sacó un catálogo de urnas, en el que estaba la suya-Estas -Señaló las fotografías que tenían que ser él-en todos nuestros modelos hallaran la solución más adecuada. Puede que hoy no brille tanto como uno de esos mocosos que se inyectan botox para parecer naturales, les dirán que es artificial, pero llegara a los ochenta y, mientras el resto aparentaran tener treinta, ella seguirá viéndose como un bebe de tres meses, pero sin los antiestéticos michelines.

Su padre defiende que escogieron el plástico más hermoso para que el cirujano metiese el cuerpo picado, perfectamente adaptado al recipiente, convirtiéndolo el bebe más guapo y longevo del universo.

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La máquina de miel

19 enero 2015

Compró una máquina del color de la miel. A simple vista se veían partes de sus engranajes, silbando unos contra otros al rozar los dientes de sus ruedas. La puso en el recibidor donde, siempre que venía alguien, se quedaba como hipnotizado observando sus giros sin final, embriagado por el frío olor a falso metal viejo.

A las dos semanas de tenerlo algunas de sus piezas comenzaron a oxidarse. El movimiento de la perfecta máquina color miel empezaba a ser lento y farragoso, carente de cualquier belleza observable.

El dependiente del bazar sólo tenía una solución; le ofreció comprar una nueva.- para mi también es un engorro- camelaba su razón mientras la embolsaba- cada catorce días, un mes máximo, tengo que desechar las que no he vendido por lo mismo. Pero claro, usted entenderá, es un producto tan apetecible. Si unicamente no fuese tan bella, si no se vendiese.- Realmente era una máquina exquisita, de delicados silbidos y precisos contraejes, no podía no poseerla.

Compró una máquina color miel para sustituir la que había perdido y una segunda para el dormitorio, donde se iría durmiendo mientras respiraba el estatus de su compra. Tenía dos máquinas color miel y no descartaba una tercera para la cocina.

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La vida exigida

10 junio 2013

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La jaula de la cantora

20 mayo 2013

El pájaro, por qué molestarse en preguntar su nombre, dormitaba día y noche en su prisión sin rejas. Nunca dormía del todo, jamas se despertaba, siempre se quedaba en eterna vigilia: esperando sin esperar nada.

Julieta se desesperaba de verlo cansado. Ella, que había atrapado lo mas bello, veía como era una forma marchita en propiedad.- ¿ Qué te sucede, mi tesoro?- y por entre algún un trino le explicó que echaba de menos su cielo, con su lago y su tierra.- Necesito- le dijo- no sentirme lejos de mi hogar.

La princesa llamo a sus arquitectos, decoradores, pintores, contratistas, obreros, peones,…y le hicieron una prisión más grande, colorida y acogedora, aunque seguía teniendo el techo cerrado y su tierra olía a porexpan y pintura para maquetas.-¿ Estas ahora contento, mi tesoro?-. Pero el animal no se molesto ni en contestar lo que no había escuchado. El chico para todo, que iba y venia con los cafés, había coloreado un sustituto sobre uno de los arboles sintéticos pensando que así se podría comer el original con miel y patatas.-¿ Por qué no contestas, mi tesoro?-.

De nuevo congrego a sus siervos, pregunto a sus hombres mas sabios por la pena de su posesión mas preciada. Todos coincidieron que aquel diorama que se les presentaba, incluida la pintura del ave, no era ni triste ni alegre- Forma parte del arte- concluyeron- y como tal depende del espectador para justificarse o no.- Contrariada, Julieta, regresó a su habitación sin saber que había visto una mentira. Jamas había estado en la realidad y por eso su sola representación la dejaba vacía y sin dirección.

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La puta y la derrota moral

1 abril 2013

A veces se disfrazaba de puta barata, cuando le faltaba carnaval, cuando quería airear el coño de la forma menos sutil y mas placentera. Le encantaba hacerse ver, se contoneaba como una furcia de baja estopa y gritaba para que todos se acercasen a comerse los caracolillos de su sexo.- Vamos perros, hoy gratis y salvaje. Al que no le guste la libertad que se joda el solito.- Pero siempre era ella la que acababa bien jodida y en la cárcel por exhibición, escándalo publico, incitación a la prostitución y cualquier locura por la que pedir perdón. Al final decidieron que era demasiado reincidente, que ya no podía vivir en sociedad. Le recetaron pastillas, una camisa de fuerza para esconder su cuerpo, sus palabras, sus dolores… la derrotaron para que no fuese un estorbo, para que todos los vicios pudiesen seguir siendo oscuros y secretos.

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Sin problema

11 junio 2012

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Libres

23 mayo 2012

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