Desde siempre, al menos hasta donde alcanza su memoria, Hrolf había querido ser científico. Incluso cuando no sabía que la ciencia era la explicación más sencilla. Le maravillaba la magia de lo desconocido, intentar dar un por qué a algo sinsentido. Los pepinos, esta vez eran los pepinos, habían empezado a madurar demasiado rápido, se pudrían en la mata antes de que nadie pudiese recogerlos y finalmente caían llenando todo el suelo de producto malogrado.
Aunque aquello no era ningún misterio para él, por fin le iban a pagar por poder estudiar un fenómeno inexplicable. El ser humano había conseguido un cambio climático tan drástico, ya casi irreversible, que afectaba a cualquier organismo, fuera animal o planta. No eran los pepinos, todo se estaba yendo a la mierda y la gente quería un informe exhaustivo de la planta de moda. Hrolf no les diría lo evidente que era todo, eso si, era un profesional y no engañaría a nadie que de verdad le quisiera escuchar, aunque su trabajo llegaría demasiado tarde y sin respuestas sencillas. Además, la gran mayoría lo ignoraría por el bien de la humanidad tal y como la conocemos hoy día.
Llegó con sus máquinas fantásticas, ataviado con un traje de aislamiento, cargado de cachivaches que le hacían parecer un marciano. Dos haces de luz surgían desde el lateral de su escafandra, como dos ojos señalando el camino al que sólo se podía acceder, y a duras penas, montado en animal.
El contraste entre lo antiguo y lo moderno consiguió que Gregorio se quitase la boina: Madre mía, pensó intentando que no se notase la desesperación,¿tu eres el fulano que nos tienes que salvar?
Uno de los muertos, se dijó Horlf al verlo, lo más bajito que pudo para que el lugareño no se enfadase. Aunque caminen tienen la muerte grabada en la mirada.
– Parece usted un extraterreste, profesor- Hrolf saludó, cumpliendo las buenas maneras. Y confirmó el parecido no diciendo nada más- no se que pretende con tanto artilugio, la tierra prefiere las tradiciones.
– Las tradiciones le han fallado- contestó finalmente- ahora ha llegado la ciencia para intentar arreglarlo.
– ¿Ciencia para arreglar lo que la ciencia destrozo?-Gregorio se tumba en el duro suelo cuando un ruido seco le hace levantarse de nuevo.
– Yo también lo he escuchado- dijo Hrolf- parece que esta noche los cazadores van a cenar conejo.
– No señor,- se le enfrento Gregorio- Eso no sonaba a disparo. Es como si el bosque se hubiese quejado, aunque eso es imposible claro esta.
– Ni con toda la ciencia de mi lado- le replica- podría imaginar algo distinto. Ni haciendo mil pruebas el cielo dejaría de ser azul ni lo que he escuchado sería un ruido distinto a un disparo.
Gregorio cerró los ojos, apoyando su única oreja al suelo. Casi dejó de respirar para poder escuchar mejor. Parece un muerto, pensó Hrolf de nuevo. Esta gente incapaz de ver más alla de su mundo rural y por eso no serán capaces de sobrevivir. la humanidad entera esta muerta sin saberlo, es cuestión de días.
– Suena a cristales rotos- sentenció Gregorio- no son cazadores, los cazadores están obligados a recoger sus desperdicios si quieren renovar la licencia.
De entre la maleza apareció un borracho- estas muy lejos de la fiesta, amigo- Gregorio le tendió un cigarrillo que, el otro, a duras penas alcanzó a coger.
– Es tarde, tengo que volver a mi ciudad- levanto la mano izquierda, señalando hacía Francia. Hizo ademán de beber por el cuello roto de una botella de cerveza que aún sostenía. Con el regusto a aire en su lengua miró lo que quedaba de botella y lo lanzó contra el suelo, repitiendo el ruido que antes se había escuchado, aunque atenuado por la falta de cristal.- Tengo que volver a mi casa.
– Genial- musito Hrolf mientras lo veía alejarse- el paleto estaba en lo cierto.
– Son cosas sin importancia- se hizo eco de sus palabras- Si viviese aquí sabría donde pernoctan los borrachos. Aderécelo con un poco de teatro y el paleto tiene razón.
– Pero en realidad hemos venido a descubrir por que se pudren los pepinos- volvió a su terreno intentando hacerse valer- Usted vive aquí, los ve cada día, quizá pueda decirme algo interesante al respecto.
– No, no se nada.
– Sabes, Gregorio? Puede que nunca sepamos la causa exacta, podemos pensar que es un fenómeno natural, que lo hemos producido nosotros a causa de nuestra desmesurada forma de vivir…no importa simplemente aprenderemos a recogerlos antes y la vida continuara para todos,incluso para los que nos sabemos muertos. Cuando llegue la hora tanto dará un amanecer en Normandia o en cualquier parte del mundo, que los pepinos caigan o vuelen…seremos difuntos.
El viento ululó entre la mata de pepinos y Gregorio se quedó más tranquilo: Sólo hay que recogerlos antes, pensó, la vida conseguirá permanecer, no hay por que preocuparse.
LaRataGris
Bueno chicos y chicas, oficialmente aquí acaba el reto de: Fracaso, boca a boca y esta resurrección.
Ya lo he dicho por otros lares pero lo vuelvo a repetir, este reto lo he disfrutado mucho porque me ha permitido dejarme llevar buscando nuevas formas de expresión para luego tener que justificarlas, las mías y las de mis compañeros. Ha sido muy divertido.
Este Cualquier amanecer intenta darle un sentido a Amanecer normando. Antes lo intento explicar Manu LF en Dos vegetales más, casi nada, tres historias por el precio de una y a cual más distinta.
Pero si buscaste bien las pistas de aquel texto sabrás que deje un camino falso y, como esto va de sincerar el cuento, os voy a explicar también los engaños, la cuarta historia jejejeje.
Lo primero que escribí fue el título: Amanecer normando. Sabeis que los pepinos fueron introducidos en Francia en el siglo nueve y que un siglo después Hrolf el Vikingo se asentó en Normandia, región que debe su nombre a los hombres del norte. Creo que eso da para otra historia que deberá ser contada en otro momento ¿no? Por eso aún dejo algún as en la manga, ¿lo descubres?
Las que si van a ser explicadas son las del resto de insectos comunes, las cuales estoy deseando leer para saber de que iban sus historias:
La culpa fue de la vitamina K de Esther Magar explicación para Vitamina K de Esther Magar. Y la explicación alternativa fue Sin sentido…ni vitamina K de Jean Rush
El final de Jean Rush explicación de El alcarglumps y los stargalumpi de Jean Rush. Y la explicación alternativa Sinsentido de LaRataGris
Mundo exterior(final) de Manu LF explicación de Mundo exterior. Y la explicación alternativa Mundo exterior(2ªparte) de Esther Magar