El David caído

18 marzo 2025

Hacía tiempo que no veía a David. Desde que éramos dos críos pasando horas muertas en el parque, con una bolsa de pipas y la burla como entretenimiento.

Nosotros Jamas seríamos los feos, los gordos, los torpes, los imbéciles… Nosotros eramos los guais; nunca los pardillos.

Por eso me costó reconocerlo: vestido de mendigo, con la cara de derrota, siendo, ahora; el objeto de burla de otros niños.

-Eh, tio – me dijo sin que yo quisiera reconocerlo – ¿Te acuerdas de mí?

– No – y me aleje sin saber hace tiempo de David, sin saber si había caído o por qué pero seguro de que yo jamas tropezaría.

LaRataGris

No hay perdón


Inclinación horizontal

28 febrero 2025

dad


La loca

1 agosto 2023

La loca tenía un título universitario, pensamiento claro y la soledad no como amiga pero tampoco como enemiga. Sólo trataba de vivir, luchaba contra las adversidades igual que haría un cualquiera.

Pero le llamaban la loca porque no cumplía el cien por cien de las normas establecidas, los estándares aceptados.

La loca buscaba su propia felicidad por mucho que la quisieran atrapar.

La señalaban, la criticaban y ella, por el camino difícil, los ignoraba.

LaRataGris


A la calle por monarquico

11 agosto 2020

A la calle por monárquico

 

exit


Leyes eufemistas

23 agosto 2018

Leyes eufemistas

 

oP


Bonita

16 octubre 2017

Ya de pequeña sabías que aquella niña era especial. Parecía brillar Como una estrella que acaba de nacer. Desprendía un calor y una alegría que te obligaban a adorarla como a una diminuta hada de la felicidad.

Creció y, lejos de disminuir su belleza, aumentaba con cada segundo de existencia. Era una maravilla que atraía todas las miradas, a la que le regalaban los oídos, no siempre con las palabras más adecuadas. Pronto se fue acostumbrando a las obscenidades más diversas, en cuanto la lascivia sustituyo a la admiración y no le quedo más remedio que perder la inocencia.

No podía caminar tranquila entre tanto guapa y silbido, eso en el mejor de los casos. Por eso decidió mutilarse, se rasgó la cara hasta que la sociedad dejo de admirarla y pudo dedicarse a ser feliz. Ya no la culpaban por como la veían, empezaban a tratarla como a los demás y solo le había costado la cordura.

Las víctimas no son las culpables

LaRataGris

Portada Vota Charlie: PiezasUna cosa menos seria en:

Payhip o Comic Square


El gato rebelde

3 julio 2017

Imagínate que soy un gato, uno flaco por el hambre y los instintos felinos a flor de piel. Necesito cazar ratones y salir todas las noches de ronda por los tejados. Ya se, ya se, no soy un gato.

A ojos de la sociedad soy una persona. He de cumplir, por ende, con ciertas normas sociales: Explicar tonterías en grupo, sufrir espasmos musculares bailando la canción del verano, mirar tetas y culos porque como persona soy masculina, trabajar como esclavo,…

Pero imagínate por un segundo que soy un gato: gordo y peludo si quieres, ronroneando, erizándome si no me gustas, jugando con finos alfileres….soy un gato, me siento un gato, un gato que la gente se empeña en ver humano. Me encorseta, me obliga a lo que no soy y, si no me adapto, sacrifican al felino. Porque no hay ningún sitio en el que puedas ser un gato, aunque sea uno imperfecto o solo en lo privado, con disimulo,… uno contra la ley .

LaRataGris

Portada Vota Charlie: Piezas

Ayuda a mantener este blog. Compra este cómic digital aquí o aquí


La civilización del asesino

13 marzo 2017

Caminaba recto, erguido como una tabla de madera, la cara mirando al sol. Su voz, profunda como la boca de un lobo, era potente, segura. Sabia lo que quería y exigía, ordenaba a su antojo. Estaba en un puesto de responsabilidad máxima, donde se le permitiría cualquier locura. Le habían asignado un equipo al que maltratar, que le odiaba por lo que representaba pero más por lo que era. si hubiesen podido le habrían clavado un cuchillo en el cuello. Aunque ahora, evidentemente, eran más civilizados, tanto que unos tenían que exigir mientras los otros callaban. Era una sociedad de expectantes asesinos que jamas se liberarían de sus restricciones.

LaRataGris


La senda del periodista

23 octubre 2014

La senda del periodista


«Intergrados…»

12 noviembre 2011

Hasta ahora la ciudad triste nos apagaba en matices de negro y gris. Cada edificio era el tono de una misma escala cromática, homogeneizando un abrazo sombrío y desalentador. La roca y el cemento se habían convertido en prisiones para nuestros espíritus libres. Sólo eramos bichos muertos sobre el arcén. Nos movíamos pero eran estertores, reflejos de una vida consumida. Me asfixiaba aquel sobrevivir de la manada. – ¿Te gustaría salir corriendo?- y siempre era la misma pregunta a la que me aterraba contestar. Agachaba la cabeza y hacía como si no escuchase las voces en mi interior- ¿Te gustaría?.-

Todo aquello formaba parte de una fórmula que yo desconocía. Una ecuación que alguien había calculado para saber cuanto tenía que aplastarnos para que siguiésemos trabajando sin que el descontento nos levantase. No eramos felices pero tampoco sabíamos que hacer para cambiarlo, aquella era la única existencia que habíamos conocido. Pintábamos el interior de nuestras casas de colores pero la realidad que nos construían en el exterior seguía enquistándose sin remedio.

Un día cualquiera mi amigo un millón doscientos veintisiete mil cuarenta y tres se dibujó un corazón verde sobre la piel del pecho. Salió a la calle siendo el mismo número de siempre, con la plomiza camisa tapando la rebeldía, se le intuía distinto. Era una forma de caminar, una media sonrisa ocultando algo… parecía uno de esos niños a los que la escuela aún no ha podido enseñar a no divertirse. No podíamos dejar de mirarlo y no sabíamos por que. Antes de llevárselo preso me confeso su pecado y sentí miedo al saberlo, que no se me notase la rareza, que no empezase a comportarme como si no hubiese perdido la esperanza…

Borré mis huellas de todos los colores felices de casa. Pinté las habitaciones de tristeza, quemé mis ideas y empecé a pensar igual que me comportaba, todo fue inútil. Los perros siguieron su rastro hasta dar conmigo.- señor tres billones setecientos seis mil, se le acusa de intentar ser diferente.- y acabé atrapado en una prisión más pequeña. Yo no había hecho nada pero era tarde para defenderme.

Le pusieron precio a mi libertad; cada idea revolucionaria que entregase, cada cachito de inteligencia que les diera equivaldría a diez minutos menos de condena. Cumplí siete de los ocho años y pude salir a un mundo muy distinto al que abandoné. Nos habíamos sacrificado y la ciudad parecía haberse contagiado de nuestro esfuerzo. Todo se había llenado de color y ya no era la tumba que abandoné. Helicópteros de limpieza lanzaban cubas de pintura allí donde empezaba a deslucir. Ríos de colorante impregnaban cada calle, arrastrando a los transeúntes que también quedaban teñidos en la operación. Los responsables de la ciudad la habían pintado de optimismo y los perros velaban por que nadie manchase las paredes de verdad. Nuestro incidente les sirvió para darse cuenta de que la ilusión de libertad nos tendría mejor controlados que el desánimo, el sistema nos había integrado a su manera, habían transformado la ecuación para un mismo resultado.

LaRataGris