Nuevos mercados

23 julio 2021

Quebrar


Protocolo 26

27 abril 2021

Año treinta y dos P.J.

sería injusto para la historia decir que todo se fue a la mierda tras el gran juicio interplanetario. Fue un buen punto de inflexión y, por tanto, el momento adecuado para acabar con el calendario anterior.

El año cero Post Juicio se vendió como un resurgir del ser humano,»la era de oro», gritaban a los cuatro vientos cuando solo fue un parche.

Herederos del sistema anterior no lograron las maniobras necesarias y, en estos treinta y dos años, todo había caído. La realidad solo era un cáncer, de toda la historia anterior, en metástasis. Por todas partes podían verse fragmentos de la vida.

Año mil novecientos treinta y siete P.J. Nave interestelar «Kipling-5»:

«Capitán Martínez, preséntese inmediatamente en el puente de mando».

Repite cinco veces la frase y cierra megafonía. El Capitán Henry Martínez despierta cansado. Los fríos y solitarios pasillos no le invitaban a salir de la habitación.

-¿Es necesario, Rick?- y sin esperar respuesta se arregla sabiendo que la nave no ordena lo que no es necesarios. Aún así la voz metálica responde metiendo prisa- ya va, ya va.

Se disfraza de capitán aunque no no va a verlo nadie. Seguramente será una video-llamada para felicitarle la navidad, recibida tras varios meses de retraso y, su respuesta, con suerte, llegará las próximas navidades.

-Capitán Henry Martínez- la pequeña sala reverbera con voz enlatada- activación del protocolo 26. Repito estado de emergencia: activación protocolo 26.

Había pocos protocolos que hubiese memorizado y, evidentemente, este no era uno de ellos. Volvió a releer sin llegar a creérselo, lo comprobó una vez más.

– ¿Ordenador? ¿soy el último hombre?

-Probabilidades de un 99’9%. Protocolo 26 activo. Protocolo de preservación. Extremando las medidas de seguridad. Función prioritaria protección y búsqueda de una fémina que permita recuperar la especie.

-¿Cómo?¿Cómo ha pasado?

Protocolo de preservación de la memoria.

Un holoreportero intenta hacer la experiencia menos traumática. A imagen de una vieja actriz y con varias personalidades entremezcladas, recopilaba cada palabra del Capitán, por insignificante que fuese.

-¿Ordenador, Rick?

-¿Sí, capitán?- responde el holograma sin dejar de transcribir cada respiración.

-¿Qué posibilidades hay de un futuro? si llegamos a encontrar a alguien de mi especie ¿Podré comunicarme tras tantos siglos a la deriva?¿Cómo habremos cambiado?

-Chis- Adoptando la apariencia que había visto en fotografías de su madre comenzó a tranquilizarlo-, ahora duerme mi niño.

“Una posibilidad entre mil trillones”, archivó la respuesta “preservación”, para sentirse útil.

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Fusión termodinámica

18 mayo 2015

-Desconexión- Pedro quedaba como aletargado. Con su cabeza revotando entre espacios de cinco milímetros, con movimientos lentos, casi inapreciables.

Los ojos perdidos, buscaban un infinito interior. Su cuerpo, una dócil inercia, espera tranquilo, incrustado en el asiento del transbordador público.

– Próxima estación- por megafonía se van sucediendo los distintos nombres que despiertan a los ocupantes- campo estelar.

Al oír la palabra inductora su organismo responde de forma instantánea. – conexión- sus ojos focalizan y el corazón comienza a latir impulsado por una fusión termodinámica. Total para nada, para ir a trabajar sin más. Recorre el camino entre el transbordador y su despacho despierto. Mira cada esquina, saluda a los compañeros con una sonrisa, abre la puerta y- desconexión- como un autómata empieza a trabajar hasta la hora de regresar a casa, donde se arrepiente de encender toda la maquinaria para tonterías.

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Tonto quien lo crea

18 diciembre 2014

tonto quien lo crea


Mundo a pedales

15 abril 2013

Su mundo, su ir y venir al trabajo, empezaba a ser insuficiente. Se le antojaba pequeño y decidió ampliarlo con las sobras de lo que ganaba. Junto los restos de cuatro salarios con la paga extra de navidad y se compró una bicicleta para el fin de semana.

Al principio pedaleaba, luego volaba de un lado a otro, sin rumbo fijo, dejando atrás el tedio semanal con la rutina del fin de semana: levantarse temprano, apurar hasta que el cielo se cerraba y volver a casa sabiendo que aún tenia cosas por ver.

Un domingo se dio cuenta de que empezaba a repetir las zonas. Nunca podía ir mas allá de según que punto sin tener que volver corriendo por que llegaba tarde a trabajar. Se compró un coche, engancho la bicicleta a un remolque del cual ya no la bajo e hizo todos los kilómetros que le permitió la nueva libertad. Siempre a más distancia pasaba como una exhalación para regresar mas deprisa, más rápido, más y más por que siempre se le faltaba aliento por vivir. Conocía las carreteras por las que viajaba de una forma monótona y maquinal, se perdió en ellas hasta que el espacio se le volvió a antojar imposible y necesito cambiar de nuevo. A saltos de avión se escapó por todo el mundo, de aeropuerto en aeropuerto y regresar. Abarcaba la realidad sin llegar donde necesitaba.


Lujos cotidianos

13 marzo 2013

Lujos cotidianos


Disponibilidad para viajar

6 marzo 2013

Disponibilidad para viajar


Sin corazón

28 julio 2011

El hombre demasiado triste pensaba que su corazón se encogía en exceso, palpitaba muy lento y quedaba a la deriva del pecho, chocando con las paredes de la caja torácica. Dolía tanto la vida, ver como la gente aceptaba las injusticias como algo cotidiano y sin solución, que pensó que si lo tiraba su existencia sería un poco más llevadera.

Se lo arrancó de un golpe, sin sentir nada. Ya no notaba el dolor, las penas, las tragedias le parecían insustanciales… igual que la alegría y la esperanza. Era un ser pasmado, un autómata perfecto y brillante.

Pero el hueco que había dejado, el pequeño agujero, del tamaño exacto al corazón, era demasiado grande, pesado e insoportable. Empezó a buscar algún objeto liviano que taponase la entrada de aire. Recorrió el mundo entero sin echar la vista atrás, sin tan siquiera girarse para ver como de la semilla que había lanzado germinaba un árbol de un millón de flores que endulzaban el viento.

Recorrió siete veces el planeta antes de volver al mismo punto del que había partido y sentarse a descansar a la sombra de su árbol. Era enorme y llenaba de felicidad a todos los que paseaban a su lado. Unos niños jugaban entre sus ramas, los amantes se abrazaban en los claroscuros y los ancianos tomaban una bocanada de aire antes de continuar caminando hacía ningún lugar. Era un sitio mágico como no había encontrado en ninguno de sus viajes. Aquella noche durmió tranquilo y por la mañana probo la fruta del árbol. Era un tanto amarga, dulce y picante. Un extraño sabor de mezclas contrarias y complementarias. Poco a poco su hueco se fue llenando del jugo de las frutas. El pecho empezó a palpitar lento, a la deriva de un encogerse normal ante las injusticias… Ya no quería volver a sentir frío, prefería abrir los ojos y aprender a cambiar el mundo antes que tener que transformarse en gente que pasea solitaria, buscando lo que ellos mismos lanzaron. Quería ser valiente y enfrentarse a las tristezas.

LaRataGris