Los hombres santos

27 febrero 2014

Los hombres santos


Aparentar optimismo

26 diciembre 2013

Aparentar optimismo


El gigante helado

12 noviembre 2013

– Tengo frio- y no era una forma de hablar gratuita, realmente estaba congelado. El viento más helado había traído las bajas temperaturas y se las había hecho tragar al gigante dormido. Penetró en todos sus órganos vitales y los pintó de un color azulado hasta conseguir que dejasen de funcionar tan rápido como deberían.

Ralentizado, el grotesco humano, era igual que una montaña infranqueable. La gente no parecía percibir su caminar pausado, como si siempre estuviese allí, esperando una erosión cualquiera.

Sus estornudos levantaban ventiscas que hacían temblar a los seres humanos más alejados, los cercanos, los animales, las plantas,… perecían mientras maldecían el frio del gigante. No sabían que de no ser así, si la glaciación no se hubiese escondido en su interior, no quedaría nadie para odiarle, involuntariamente había salvado la tierra.

Los creyentes elaboraron una complicada cosmogonía a su alrededor. Idolatraban sus inacciones, adoraban sus soplidos y veneraban los temblores de tierra que provocaban el caminar que no veían, eran los latidos de la montaña sagrada. Cada diciembre, el páramo helado que lo rodeaba, se llenaba de beatos abrigados que cantaban las alabanzas a un ser que imaginaban. Lo creían en una cueva, en el pico más alto, formando los tiempos del clima.

Siempre había alguno que moría desnudo, intentando hacerse parte de sus dios. El resto los enterraban allí mismo y consagraban sus almas para que todos supiesen que habían sido llamadas por su devoción.

Los científicos sabían que aquello no tenía ni pies ni cabeza. Todas las historias, desde el gigante, del que nadie hablaba, hasta el dios en la cueva, pasando por pequeños trasgos y hadas que no se habían visto… no dejaban de ser supersticiones, cuentos divertidos que podían justificarse en la necesidad de una respuesta a algo que aún no estaban capacitados para explicar.

LaRataGris.


¿Y la vida?

4 noviembre 2013

-¿ Qué tal?- cuando viene de visita mi jefe intenta ser cercano, me da la mano, palmea mi espalda y espera que le diga lo contento que estoy en la empresa. Qué querrá que le conteste si fuera no hay trabajo. Como buen esclavo intento que la cabeza no este demasiado baja, no quiero estropearle el día por que la ficción de sumisión sea muy evidente, y respondo- aquí- Al cómo estas, qué tal, como va…. Es un – ya ves, aquí.- y me evito el recordarle que estoy donde el me ha puesto; lejos de casa, a horas infinitas de ser feliz.

Fuera también preguntan -¿ qué tal el trabajo?- un eufemismo para – ¿cuanto crees que aguantara tu empresa?¿ acabara con ella la crisis?¿ Sabes ya cuando te echaran?- y, francamente, me la trae al pairo. Pregúntame si puedo comer cada mes, si sobrevivirán mis cachorros, si me llega para ir tirando… te diré que si de momento, que tener un horario de entrada no me garantiza nada, que no tengo lujos a excepción del ticket de metro para no tener que salir dos días antes de casa e ir caminando al trabajo, por no llegar, aún más, tan tarde de noche, no le pidas más al sueldo de esclavo.- ¿ te has acostumbrado ya a no tener vida?- sólo los muertos pueden responder con un si, una sonrisa y reverencia. Sólo los difuntos y los que están a punto de perecer por conservar el físico y perder la realidad.

LaRataGris


Pistolas de ciudad

28 octubre 2013

La ciudad invadida. Se llena de pistolas uniformadas en cada esquina. Paran de forma aleatoria, no sabes si buscan a hombre o mujer, de nacionalidad indeterminada, en algún rango de edad cualquiera…podrías ser tu. Yo veo que todos tienen orejas, no hay mancos entre los que detienen, ni piratas con un solo ojo y pata de palo golpeando el pavimento.

Si les preguntas te dirán que circules, que los sheriffs buscan a los malos. Ninguno de los que entregan papeles parecen llevar el gen del malhechor entre ceja y ceja, o tu no lo sabes ver. Quizá sólo es una excusa y la realidad dice que el alcalde bajara mañana al reino, empieza la campaña. Paseara entre sus súbditos, igual que hacía antes de forma anónima, cuando no era nadie y no tenía que aparentar que alguien lo quería matar por ser demasiado, bueno, bueno.

LaRataGris


Silencio inactivo

20 agosto 2013

La estrategia era sencilla: silencio. Acatar sin rechistar, hacer lo que se me manda, aparentar sumisión pero, por dentro, estar hirviendo, odiar todo lo que me obligan a ser.

Macerare la rabia de ese grito contenido, lo reservare para cuando considere oportuno y no haré nada, absolutamente nada. Seguiré a pies juntillas sus directrices mientras, junto a mi gran odio voy cuidando un pequeño miedo a quedarme sin pan, a que me quiten la casa, a no poder respirar, a no tener lujos, ni aliento…. me asfixia mi diminuto terror que tiene demasiado por crecer, colonizar y dejarme muerto. Tanto me puede esa ridiculez que ya no puedo y callo y acepto mientras por dentro…

LaRataGris


La ciudad en rebajas

29 julio 2013

La ciudad engalanada, vestida de alegría y fiesta mientras, la gente pequeña que la habita, se le pudren las entrañas. Es un exquisito cadáver de cuerpo aparente viviendo el futuro de este presente muerto, una fulana en rebajas para poder comer de limosnas.

– Que mis esclavos- dice por boca de su alcalde- trabajen por menos, hasta que desaparezca el día y se funda la noche. Sed serviciales con los compradores extranjeros.

De distintos países empiezan a llegar vivos atraídos por la carroña promocionada. Picotean sin descanso hasta que no queda nada para la pobreza autóctona, unicamente sus microtrabajos de sueldos ridículos. Se cuentan por millones los asalariados que no tienen ni para sobrevivir. Trabajan sin vida, sueñan sin imaginación, siempre con la exigencia de saber más.- chapurree ingles, aprenda ruso, conozca el noruego y el francés o alemán…. Estudie lenguas pero no la de los inmigrantes, esos que se integren. De más por menos.

LaRataGris


Cenicientas del no future

8 julio 2013

Más allá del escaparate la tarde parecía apacible. El sol, soberbio, se entretenía en el cielo azul, calentando los nítidos cristales. La gente que vivía en aquella tienda se empeñaban en absurdos, tareas que mantuviesen contento al cacique. Limpiaban lo limpio mientras soportaban la tensión por si algún dragón rugía.

– Alto- susurro el amo- yo soy bueno. No os levanto la voz, sonrió,… debéis quererme- y al unisono aplaudieron su elocuencia por que, si bien era suficientemente amable, su contrariedad podía ser nefasta.

Inmediatamente volvieron a sus quehaceres hasta que el dueño se marcho. Un estruendoso suspiro escapo de cada cuerpo y los esclavos organizaron distintas brigadas. Con una agilidad desconocida deshacían lo mismo que se habían esforzado por realizar, hasta que el desorden fue exacto al del día anterior y pudieron descansar. Cuando volviesen a abrir seguirían siendo necesarios. Eran cenicientas sin sueños de príncipes, era suficiente con sobrevivir, existía el presente y su falsa promesa de seguridad.

LaRataGris


Yupi

3 junio 2013

yupi


su ciencia infusa

24 abril 2013

su ciencia infusa